Aquél día diste de lleno en la diana, me supliste por algo que ni sabías si existía. No importó cuanto daño causarías, dejándome frío, bajo cero, atado a la lejanía.
La distancia derribó mi mañana, entre muros de mentiras, falsedad, cosas a las que sin duda escupiría.
El túnel cuyo final no percibía, se hizo mi amigo, al que jamás a los ojos miraría... Desapercibido, jodidamente olvidado, desterrado del corazón humano, buscando mi libertad entre papeles húmedos, empapados de la triste realidad
Tuve que hacerme fuerte, subsistir sin agua en mi desierto, alimentándome de algunos oasis que se me aparecían en el cielo, medio muerto
Las nubes caían, las estrellas quebradas llovían luz que se apagaba, como una llama en el vacío, encontrarme a mí mismo ni siquiera lograba...
El reloj me hacía envejecer de tristes sentimientos, sangrando por cada poro de mi piel, donde el color de los flores dejó de saber a miel...
Intentaba vender mis heridas en un todo a cien, dónde lo barato sale caro, al menos para que quedaran cicatrices de por vida, cosiéndolas con hilo día a día...
Olvidé sentir lo que siento, desantendí al resto, cerré mis ojos color marrón al mundo, llovían pesadillas arriba en el cielo moribundo
Mi corazón difunto, mi alma llorándolo en pena, la farsa resucitó cuando menos lo creía.
Pero vagando me topé con la realidad, abriendo los ojos ante su majestuosa voluntad, siendo consciente de que tenía que espabilar, retorné a resbalar...
Mi firme pulso tornaba tembloroso, cuan seísmo agitando la tierra con ira y acoso
Me abrazo al viento para que me lleve sin rumbo ni destino, más allá de estos malditos sentimientos, que me comen mi orgullo, sólo lamentos
Me cambiaron la visión de las cosas, como que no valía nada me respondieron, fracasando en busca de la felicidad, marchitándose los pétalos de mi eterna rosa de fidelidad
Los recuerdos retornaban en flash back, indagando profundamente en mi soledad, desconfiando hasta de mi propia y más grande verdad
Intentaba sonreir, pero me engañaba, como un juguete escondido en el fondo del armario cuando se pasa de moda, pues ya no importaba...
Lamenté seguir con vida, siendo egoísta, deseando mi muerte, mi fin; Ojala, decía
Dejé de ser un cobarde, tomé la decisión de que empezase un nuevo día, de volverme más fuerte que los recuerdos, diferente al resto sí, pero algo bueno me esperaría en esta mi nueva vida... Apunté con mi arco en mi destino, golpeé de lleno en el centro, dejé todo lo horrible aparcado en la acera de enfrente, dándome la bienvenida a mi mísmo, por mi camino
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