viernes, 7 de junio de 2013

Nacer, conocer la luz

Tras nueve meses en la barriguita de mi mamá, por fin conocí la luz, sólo veía colores y una habitacíon iluminada, cosa distinta a dónde había estado, que estaba oscura y solitaria.
Siempre he dicho que a veces creo que no pertenezco a este mundo, pero la realidad es que si formo parte de él, aunque yo no debería estar aquí; La única razón de mi existencia era que mi madre perdió a mi primer hermanito antes de nacer. No sé lo que se siente al perder algo que es fruto del amor, sobre todo cuando es la primera vez...
Pero bueno... Mi hermanito está en el cielo, y que él esté allí arriba es mi razón de haber venido yo al mundo...
Mi papá no había estado presente cuando yo nací, porque estaba trabajando en Madrid, pero cuanto que supo la noticia cogió el primer tren con destino Linares, dónde yo había nacido...
Luchadora es la palabra que atribuyo a mi madre, ya que cuando vió que estaba a punto de dar a luz cogió el primer autobús con destino Linares y se fué sola, recorriendo a pie el camino desde la parada de autobús al hospital... Que fuerte es!!!
Vine con peso de tres kilos y medio, y una anécdota es que la cabezita la tenía un poco ahuevada, según dijo el médico sería pasajero,, pues era algo normal, debido al salir con tanta fuerza... Y efectivamente todo pasó así, pronto estuve bien recuperándome y cogiendo fuerzas en la incubadora... Papá y Mamá eran lo más bonito que había visto... Me abrazaban, me achuchaban y me daban besitos en la mejilla; Cucu-Tah me decían tapándose la cara y eso a mí me hacía reir... Más adelante conocí a mis abuelos, que también me querían muchísimo; Estaba feliz de haber venido al mundo...
Pronto fuimos a lo que sería mi hogar, el sitio donde empezaría a vivir mi vida...

No hay comentarios:

Publicar un comentario