jueves, 29 de octubre de 2015

Su mejor historia

Mientras él relataba sus experiencias en su cuaderno, ella, con su ténue fogosidad, le arrancó el bolígrafo de sus empalagosas manos. Y dijo algo así como: “Deja de escribir tu vida en unas hojas vacías y dedicate a vivir más”. Desde entonces, su cuerpo desnudo, fue la mejor libreta donde él pudo plasmar su mejor poesía. El sabor de sus labios se impregnó sobre las líneas perfectas de su silueta, mucho mejor que la tinta… Y su pelo borró las penas de su alma con tan solo su fuerza de rozamiento. Sus ojos, guardaban un eterno manantial de inspiración, del cuál tomó sus mejores apuntes, para después susurrarlos, sobre su esencia. Y el tiempo, lo midió, apostado sobre el pecho de ella, contando el tic tac de su corazón. Así fue como descubrió que la mejor historia no se relataba, sino que debía vivirse...

miércoles, 28 de octubre de 2015

Luna y Mar

Me siento como el vaivén de una ola salada del mar, cautivada por el influjo de luna, que avanza y retrocede sin ser dueña de sus actos.
Siento rozar suavemente mi orilla, sin llegar a tocarla del todo; Esa sensación de tenerla tan cerca, y a la vez tan lejos, pues al estar apunto de deslizarme sobre sus diferencias, debo echar marcha atrás.
La luna me castiga sin tierra firme, egoísta de que ella no puede relucir como sus parientes las estrellas. Pero no se da cuenta que es única, que su brillo no es superficial, sino interno.
Si supiera esa luna, que aquí abajo, mientras miles de personas, se deleitan en mis aguas, la idolatran en la noche, que querrían tocarla, o bajarla, incluso regalarla… Quizás si entendiera todo esto, no me castigaría, seguramente no influiría en mi movimiento, me permitiría ser libre.
Aunque el caso, es que a mí me gusta ser el espejo donde ella pueda reflejarse, y aunque me castigue, ella me necesita, pues ama poder verse reflejada en mis aguas, cuando la oscuridad se cierne sobre un manto negro en la noche, soy su única aliada...
Y si...¿No es ella la que me influye? Y si… soy yo, el agua del mar, la que se deja llevar por la belleza de aquella princesa nocturna en la lejanía. Y al intentar tocar tierra, el reflejo de dicha belleza me conmueve, me impide ser libre…
Lo cierto es que ella me necesita para observarse cada noche, y yo la necesito para embellecer mi oleaje, para deleitar al mundo…
No me importa que esté lejos, creo que la amo, y quizás ella me ame a mí. Y lo sé porque me conformo con cubrirme con la luz de su reflejo. Y jamás querría bajarla, porque tal y donde está, se alza perfecta.
Muchas leyendas cuentan que la luna a ama al sol, y viceversa, pero son incompatibles, se rehuyen.
Prefiero pensar que la luna y el mar son los que de verdad se aman… ¿Por qué? Porque estando tan lejos reaccionan e interaccionan entre ellos. El astro consigue alterar la marea… Y la marea, refleja la magia de la luna como un espejo de sinceridad… Juntos crean magia… Y en la magia reside el amor. Y aunque el sol le de ese brillo superficial, yo le ofrezco mi inmensidad


Mi esencia

No hace mucho, la soledad solía pasearse a sus anchas por mi camino, y no diré que ha desaparecido, pues sigue haciendo acto de presencia en contadas ocasiones. Pero me he acostumbrado a ella, es una fiel compañera para bailar en los momentos más tristes.
No hace mucho, el amor era una palabra sin sentido para mí, hasta que comencé a dejarme llevar, fluyendo en mí sentimientos desbordados, que ni sabía que existían. Y puedo decir, que el amor es lo más bonito que existe, que es una medicina gratuita, capaz de revivir corazones congelados, al menos a mí, me ha funcionado… no sin antes romperme en mil pedazos.
Pero para que tu persona empiece a cobrar sentido, antes debe sufrir, debe aguantar jarros de agua fría, debe aprender de los errores, superarlos, para hacerse hombre.
El miedo, poco a poco fue transformándose en atrevimiento, en locura, en arriesgarse por todo.
Que haya visto miles de historias, me ha hecho adquirir tolerancia, aceptación, entrega y comprensión, pero sobre todo muchas emociones… Y es que mi vida sin el vello de punta y sin lágrimas, no sería mi vida.
Lo de pasear y observar, inventando mil historias se lo debo a mi imaginación, la cuál mantiene vivas mis esperanzas y sueños. La que se guarda dentro como oro en paño.
A veces siento tantas cosas a la vez, que no las puedo parar, ni tampoco explicar, aunque si pudiese explicarlas, no sería mágico.
De vez en cuando aparece mi defecto de creer que todos van a pensar como yo, de que todos saben dar en la misma medida, pero no es posible, es lo que nos hace únicos. Y luego me tranquiliza saber que mi felicidad, en su mayor medida, procede de intentar hacer felices a aquellos que me quieren en sus vidas. Para mí hacer algo por alguien, es síntoma de motivación.
La vida no es pacífica, es una guerra, mayormente contra uno mismo; Tampoco es tan maravillosa, es un oasis que aparece intermitentemente. Y mucho menos es fácil, es para valientes.
Hoy estamos felices, mañana nos derrumbamos, hoy tenemos algo, mañana lo perdemos todo, en continuo cambio, porque nada es para siempre.
Pero lo que ahora mismo tengo, nadie me lo roba, ni siquiera los pensamientos que me llevan a tener miedo a perderlo. Es mi vida, yo elijo, yo doy órdenes, yo escojo lo que quiero hacer, y con quién hacerlo. Hay cosas que sucederán, otras que quedarán en la lista de deseos por cumplir, pero… lo que tenemos es mucho más de lo que muchos desearían tener.
Hoy, mañana y siempre voy a ser yo mismo, voy a mantenerme firme en mi filosofía, sin importar cuanto hablen de mí o me critiquen. Al final, sólo al final, cuando se extinga toda esta etapa tan cargada de altibajos, podré estar orgulloso de haber sido la persona que he querido ser.

domingo, 25 de octubre de 2015

Sendero La Gitana - Linares

Mina La Gitana, pozo las Ánimas, Mina San Isidro, San Francisco 2, Linarejos, Los Quinientos, San Adriano y San Enrique, Mina Rica y San Alberto

sábado, 24 de octubre de 2015

Escapar

0.35 de la noche, recordando aquella frase célebre de la película Forrest Gump que decía: “La vida es como una caja de bombones, nunca sabes lo que te va a tocar”. Lo que nunca dijo es que los huecos están completamente vacíos y tienes que tratar de llenarlos tú mismo, tampoco decía como poder conseguirlo… Y es que la vida tiene poco de dulzura. Y fuera amenaza un triste presentimiento, el cuál, quizás ya no se pueda solucionar.

1.15 Mientras escucho la banda sonora de la película “una serie de catastróficas desdichas”,una melodía conmovedora a piano, cuyo título viene que ni pintado, me vienen a la mente tantas despedidas, tantas heridas del pasado, algunas curadas, otras a medio cicatrizar, pero sabiendo que se debe cargar con ellas el resto de la vida.

1.45 Para colmo, cada tic tac de las agujas del reloj, situado en el extremo norte de mi mesita de noche, parece una punzada que se hace inestable y desgarra un pedazo de mi vida. No me reconozco… ¿Cómo pueden tornarse tantas sonrisas en lágrimas?

2.10 Por la ventana entornada, discrepa un poco la luz anaranjada de la farola de enfrente. La mente hace un movimiento de rotación sobre el eje de los actos que has sembrado en tu vida. Ni si quiera es suficiente, no basta, ni bastará nunca. No consigo recoger cuanto quisiera...

2.55 Los paseos al baño se hacen eternos. Empapas tu cara frente al espejo, intentando arañarle el relax al silencio. Ni si quiera la luna brilla en su máximo esplendor. La luz natural se apaga, la esperanza se destiñe y se oculta en su guarida, el pajar de la aguja.

3.30 Un cúmulo de sentimientos juega a revolotear entre estas cuatro paredes, volviéndome loco, desesperándome hasta el punto de arrancar las sábanas del colchón, empapado en sudor debido a las pesadillas. Parece que atraigo la lluvia, o es la lluvia la que me atrae a mí.

4.07 Prendo el libro más cercano para alejar cada uno de los sentimientos negativos, pero curiosamente, ese libro, habla de versos tristes, cargados de melancolía, decepción… Intento recostarme, dejándome poseer por el Dios Sueño por unos minutos…
5.45 Poco queda para el amanecer… Ahora me cautiva el presente, la situación, el querer y no poder, el intentar levantarme y volver caer, el dar un paso al frente y dos atrás. ¿Qué me pasa?
Y me doy cuenta que me he marchado, que estoy lejos de aquí, totalmente perdido y desorientado.

7.00 El futuro no esclarece, lo percibo lejano. Pero mientras… ¿Por qué no puedo hacer lo que quiero? Si mi vida es mía… El tiempo pasa rápido, pero yo elijo que hacer con el que se me ha dado, aún así mi corazón me detiene… Aunque a la vez se acelera…
Buscar respuestas es tontería, pues haciéndote preguntas, surgen más preguntas, y más, y más…

8.15 Por fin llega el día… Pero… ¿Y qué? Todos los problemas están esperándote junto a tí, como tu sombra, pegados como una lapa. Pero al menos hoy puedo escapar, y quiero hacerlo, voy a hacerlo… Ya salgo… Me voy...

martes, 20 de octubre de 2015

Hasta el último día

Perdona si mis piernas me impiden sacarte a bailar como antaño, disculpa mi incapacidad para disparar tus sentidos como cuando eramos quinceañeros.
Nuestro amor es un eco de lo que un día fue, tengo la incertidumbre por saber si tus labios recordarán la calidez de los míos, si el brillo de tus ojos se acentúa cuando ni siquiera sonrío.
Pero de lo que si estoy totalmente seguro, cielo, es que seguiré amándote como el primer día, hasta que el latido de mi corazón se esfume ligeramente. Porque si aún late, es por tu inmensa capacidad para evitar que se apague.
¿Recuerdas como nos enamoramos? Empezando con tonterías en el callejón, después cogiéndonos dulcemente de la mano, para culminar aquél atardecer entre un beso inesperado.
No nos queda mucho más por hacer en esta vida, excepto acurrucarte contra mi pecho bajo un manto de estrellas, en la oscuridad de nuestras noches frías. Es la única forma de que entiendas el latir de mi corazón sobre tus mejillas decaídas, pero tan bellas como aquellos días.
Llegará el momento que mis ojos no puedan deleitarse con la belleza de tu alma, cuando la armonía de tu voz sea un simple recuerdo, incluso cuando mis recuerdos abandonen su hogar, cuando nadie me recuerde a mí; Sin embargo, querida esposa, tú seguirás a mi lado cumpliendo tu promesa en el altar, hasta el último día de nuestra vida. ¿Qué nos van a contar a nosotros del verdadero amor?
Y es que nuestro corazón no entiende de inviernos, ni otoños; A pesar de nuestra vejez exterior, nuestra llama permanece perenne, algo que no destiñe por la destrucción del tiempo.
Estoy orgulloso de la vida que hemos vivido; No sé si fue el destino, o mis ganas locas de encontrarte, o simplemente la casualidad al verte por primera vez.
¿Cuántos errores habremos cometido? ¿Cuantas veces nos hemos perdonado? Y poco nos ha importado; Cuando hay amor, nada lo mata. Y lo repetiría mil y una veces, como una cinta en bucle, mismos momentos, equivocaciones y aciertos.
Y te sigues viendo tan perfecta, que si pudiese levantarme de esta silla de ruedas, danzaríamos abrazados a la luz intensa de la luna. Pero callo, te miro y me conformo con sentir tu sonrisa aparcada sobre el borde de mi hombro. Yo también te lo prometo, amarte hasta el último día de mi vida, no eres un sueño, sigues siendo mi realidad, cariño, sigamos alimentando nuestro persistente amor.


Otoño en La Aliseda

lunes, 19 de octubre de 2015

Emigrar a ti

Voy camino de peregrinar hacia tu cuerpo, como ave de paso buscando un oasis donde protegerme del frio invierno. Siento la necesidad de tomarle el pulso a tu corazón con mi último aliento.
Anhelo interpretar tu silencio como un Sí rotundo ante mi iniciativa de crearte a mi imagen y semejanza, algo nuestro.
Deseo que esculpas mi lamento con el calor de tu cabello alborotado, que pintes mi cara con fragmentos de tus eternas sonrisas.
Quiero dejar mi rastro sobre tu piel radiante, mientras dure cada amanecer, de aquí en adelante.
No lo tomaré como una huida, sino como una luna de miel alrededor de tu cintura. Y si llueve, que sea un aluvión de tus besos sobrepasando mi cordura.
Puede que la estrechez del tiempo me arrastre hacia su abismo, pero no, no es un sueño, tampoco un dulce espejismo… Es tan real, como la debilidad que me atrae hacia tu mirada ahora mismo.
Puedo morir tranquilo después de este instante, pues cualquier segundo posado ante la fragancia de tu exquisitez, se hace gigante.


domingo, 18 de octubre de 2015

Paseo por Córdoba tras la lluvia

Anónimos

Me hallo buscando como loco la poesía,
la que se perdió en otoño, aquél día

Desesperado, arrancando cortezas del árbol
husmeando para encontrar nuestros nombres largos

Tanta es mi decepción...
El paso del tiempo ha vencido al corazón

Incapacidad para indagar en versos pasados,
pues la profundidad los ha borrado

La belleza donde fueron tallados,
desaparece ante mis dañadas manos

No queda hueco en mis folios
para inventar otro poema con destino, sólo anónimos



viernes, 16 de octubre de 2015

Imperfectos

Siempre nace una flor, para luego morir tras su explosión de color, es ley de vida.
Al igual que afloran sentimientos dentro de nosotros, que llegados a un punto, hay que dejarlos marchar; Simplemente, se montan en otro tren, distinto al nuestro.
Que decir de un camino que se comparte, durante días, meses, años, quizás una vida entera, pero que tarde o temprano se bifurca, sin poder evitar el adiós.
Quisiera inventar una vida perfecta, pero no existe; Únicamente queda avanzar, aunque a duras penas se pueda conseguir, mirar hacia delante, sin olvidar lo que dejas atrás.
Agarrar tu maleta de recuerdos hermosos, enterrar la de recuerdos tristes, marchar…
Estamos rodeados de momentos, de los cuáles la mayoría son negativos, pero alimentados por la esperanza de una minoría cargados de felicidad.
Acostumbrados a regirnos por unas normas, por una serie de acciones que te catalogan como “bueno” o “malo”. Pero… ¿Acaso es malo vivir la vida a tu manera?
Es triste ver marchitar sueños, olvidar sonrisas, dejar de ser felices, pensar en el mañana disponiendo del regalo del presente… Pero somos humanos, no perfectos.
Lo único que no volverá es el tiempo que estamos malgastando, pero… no podemos evitarlo...


lunes, 12 de octubre de 2015

EL beso

Palpo tu boca dulcemente, voy dibujándola con mis dedos, como si fuesen pinceles que se humedecen de la miel que emanan tus labios. Las caricias en tu pelo presagian un desenlace de sentimientos. Y te miro, me miras, jugando a acercarnos cada vez más, mientras nuestras retinas parecen agrandarse en un brillo único. Estrechamos el cerco a escasos milímetros, hasta que el primer roce estalla en nuestro estómago, y tengo la sensación de que tiemblo, de que tu respiración se acelera, mientras nos llevamos las manos el uno al rostro del otro, cómplices de una noche de luna opacada por nubes ligeras.
Y nos dejamos llevar, por el sabor del otro, mezclando el aroma de nuestro perfume, estrechando nuestro cuerpo, nuestros corazones. De pronto, desaparece el frío que minutos antes me invadía.
No sé por qué me siento a salvo, mientras tus manos pequeñas, apuran las mías, mientras nos ruborizamos en la oscuridad, mientras respiramos de la boca del otro… Plasmando para siempre el momento, bajo un manto de estrellas oculto entre la neblina...


Castellar y Cueva de la Lobera

jueves, 8 de octubre de 2015

¿Puedo?

Ahí estás, dispuesta a entregarme tu corazón, abriéndome las puertas a tu vida, vestida con una sonrisa y cargada de alegría.
Pero también puedo ver cuando estás a punto de desvanecerte, cuando tu luz se apaga, trastocando el gesto, finalizando otro día.

Permíteme levantarte, déjame ser tu amor…
¿Puedo acunarte sobre mi cuerpo mientras duermes?.
¿Puedo acariciarte mientras se entrecorta tu respiración?
¿Puedo ser tu pañuelo de lágrimas donde refugiarte?
¿Puedo amarte?
Compláceme.

Sé que nadie aparecía, pero ahora, déjame quedarme
Lo único que quiero es protegerte, mantenerte a salvo, cuidarte el alma del frío, otorgarle a tu corazón todo lo que anhela con todas su fuerzas.

Permíteme acompañarte, déjame pasar los días a tu lado…
¿Puedo cubrir tus mejillas con mis labios?.
¿Puedo perderme contigo en nuestro mundo?
¿Puedo cuidarte de la soledad todos los días?
¿Puedo amarte?
Compláceme.

Sé que ser perfecto no es mi cualidad, pero lo que soy lo soy por ti, permíteme un momento contigo. Porque dejarte ir es olvidar quién soy, y tu amor me está cambiando.

¿Puedo?


miércoles, 7 de octubre de 2015

Amo el momento

Amo la ternura con la que pataleas sobre la humedad de la cama, después de propiciarte una dosis de cosquillitas sobre tu vientre descalzo. Y más aun amo cuando te cobras venganza rato después, acercándote a soplarme la cara mientras dejo descansar mis párpados tras un momento de éxtasis.
Entre juego y juego, nos dan las tantas, pero no importa, sabes que me encanta; También me encanta repetirte que el océano a tu lado, parece un pequeño charco, nada comparado a la exquisita curvatura que enfoca tu retina.
¡Como me gusta hacerme el dormido para que entres a la ducha!
Y pillarte por sorpresa, enjabonando tu piel de terciopelo con la yema de mis dedos, mientras entono un dulce tarareo mezclado con la melodía del agua que al caer, rocía tu pelo.
Me aprovecho de tu estado de relax para masajear tus salientes omóplatos, a la vez que hago recuento de cada uno de los lunares que estampan tu cuerpo.
Y muero, cuando te giras, acaricias mi rostro, entre luz de velas, pétalos rojos, sonando de fondo nuestra canción en la radio, con la cuál me sonrojo.
Y me besas bajo una cortina de agua templada, calando la cercanía que separa milimétricamente tus manos de las mías.
El reloj parece detenerse, contrariando al corazón, que late fuerte. Y nos deslizamos las sonrisas
por cada poro de nuestra epidermis, volviendo locos los sentidos, congelando el momento, sabiendo que esta noche no dice adiós, tan solo hasta luego.


Se perdió

Con el primer suspiro de la mañana, tus huellas se borraron de mi piel, mis pensamientos se alejaron de ti, como se aleja aquél barco de su morada.
Mis ojos dejaron de mirarte, mi cuerpo se alejó de tu orilla y mis ganas se esfumaron como si nada.
El tsunami de tu cuerpo se despide y no precisamente hasta mañana… Me olvido de tantos besos en la espalda, de sonrisas en la madrugada, de tus mejillas rosadas, de comernos los vértices hasta que amanezca la mañana…
Nuestro vello despuntado, entre sábanas, nuestro cuerpo acalorado, adaptándose a las sugerencias de la luz de luna, entrando por nuestro costado.
Todas aquellas palabras inventadas, son ya parte de la nada, ahora serán distanciadas.
Y qué decir de tu mirada, que con la complicidad de la mía, jamás volverá a ser acariciada, simplemente en el recuerdo, como un sonido en bucle, jamás esperes una llegada.
Se perdió el eco de tus piropos resonando en mi tímpano, la melodía de tus canciones paseándose cuan bello susurro al piano.
No hay abrazo, ni gestos, ni arrepentimiento, pues mis lágrimas correrían mi pintura de payaso, aquella que no hace mucho lograba hacerte reír sin fracaso.
Evité, cuando me alejaba lentamente, observar tus cabellos alborotados, cautivando al viento, desprotegiendo las tiernas arrugas que dibujaba tu frente. Me detuve al levantar mi mano, muy lejos de la tuya, era más tarde que temprano.
Me di la vuelta, vislumbrando tu silueta, propiciada por un contraluz que jamás volvería a repetirse, no lo negaré, estaba triste. Pero debía partir, bastante me complaciste.



martes, 6 de octubre de 2015

Pantano del Panzacola

Nunca estarás sola

Desnúdate el sufrimiento, para que pueda verlo, e intente sanar tus heridas, en la medida que me sea posible hacerlo.
Sé que tienes cientos de preguntas sin respuesta, que cuando te miras al espejo te preguntas “¿Por qué todo me pasa a mí?”, que hay días que crees que tu vida es una lucha diaria a la que te enfrentas sola, sintiéndote mal, cargando una máscara para que nadie lo note.
Aunque la vida te golpee, los días se tornen grises y tus ojos derramen lágrimas ahogándote el alma, sabes que siempre estoy aquí, muy cerquita tuya, a tu lado, en lo bueno, pero mucho más en lo malo. Si sólo ves dolor alrededor, mira dentro de ti misma, verás como todo va mejor.
Puede que mi hombro sea pequeño, pero te lo presto por si necesitas un momento de escape.
Si además tienes frío, permíteme que te arrope en un abrazo lleno de cariño, para, por un momento, hacerte sentir mejor. Y tranquila, poco a poco vendrán tiempos mejores. Aunque un poco de sombra emborrone tu presente, mañana amanecerá.
Cuando intentas recordar algo bueno, sin resultado, pensando, todo te da vueltas, pero piensa que tu eres fuerte, no dejes que los problemas te influyan.
Crees que las olas arrecian fuertemente, pero aun asi puedes resistir y avanzar más que ellas.
Sabes donde está mi puerta, simplemente llama a ella cuando necesites una mano donde tender tu autoestima, no tengas miedo nunca estarás sola.


sábado, 3 de octubre de 2015

Memorial Tolo Plaza: Niños y más niños

Mientras no me faltes

Simplemente, tu inocente sonrisa ilumina cada uno de mis días… Me trae recuerdos de cuando era pequeña y al igual que tú, sonreía a mi mamá o abuela. Y por supuesto, de cuando tu mamá me miraba al cargarla en brazos.
Escasas cosas valen la pena en mi vida, tanto como cualquiera de estos instantes a tu lado, los cuáles son únicos e irrepetibles.
Sé que no lo entiendes, que tus únicas preocupaciones son jugar en el patio del colegio, llegar a casa y poner el canal de dibujos toda la tarde, después de practicar tu caligrafía en los cuadernos Rubio, eso contando que no te quedes frita después de la comida del mediodía.
Luego por la noche caer rendida mientras te observo para poder irme feliz yo también… Adoro la forma en que te haces una bolita entre sábanas y se tornan rojizos tus carrillos.
Tu cuentas con tus pequeños y frágiles dedos, los días que llevas de vida, yo sin embargo cuento los que me quedan, pero no importa mientras no me faltes.
Sé que no entenderás el valor de mi persona hasta que no me haya marchado, porque de pequeños tenemos otras prioridades, es normal, lo entiendo perfectamente.
Cuando crezcas, desearás cumplir la mayoría de edad para poder hacer lo que quieras, pero no te equivoques, vendrán responsabilidades, problemas, deberás afrontar muchas cosas por tí misma, desapareciendo tanta inocencia, junto a la niñez.
Perdona que escriba todo esto, pero la soledad que me abraza es demasiado dura, sólo me quedas tú, tu mirada, tus pequeñas carcajadas, los momentos en los que te visto y pataleas, cuando sales corriendo y vuelves la mirada hacia atrás, o cuando me das la mano…
Tu abuelo estaría feliz de poder compartir toda esta enorme magia que se esconde en las cosas más pequeñas, pero se fue, aunque no sin bajarme un lindo ángel del cielo, que me ayudase a sobrellevar los días venideros hasta que llegase mi hora.
Así que jamás dejes de sonreir… Y si lo olvidas, dejaré estas palabras detrás de esta fotografía entre un viejo libro, por si no estoy… para que puedas saber lo que sentía, cuando tengas uso de razón.
Y entonces me recordarás, me echarás de menos y te arrepentirás de muchas cosas, pero no te lamentes, lo sabré… Te Quiero


viernes, 2 de octubre de 2015

El autobús


Aquél autobús donde me hallaba, era tan vacío y solitario, que la tristeza irremediablemente se apoderaba de mi persona, sin ni siquiera quererlo.
Era tan sumamente fuerte, que dolía mucho más que cualquier dolor externo que me atizara con toda su rudeza.
Me subí agotado, exhausto, harto de no hallar aunque fuese mi pequeño lugar en el mundo, con ansias de encontrar algo hecho a mi medida.
Tenía todo el tiempo del mundo entre parada y parada, para pensar bien aquello que quería hacer con mi vida, el lugar donde bajarme, pero siempre permanecía montado, con el temor de si al bajarme, el daño sería mayor incluso que la más cruel soledad, la cuál no me dañaba, simplemente me acompañaba.
Puesto que me limité a no bajar, decidí esperar si alguien subía para otorgarme el cariño y compañía que tan desesperadamente pedía a gritos silenciosos.
Miles de paisajes hacían acto de presencia ante el ventanal; Llanuras colmadas de hierba verde esperanza, donde el sol mostraba su reinado en un cielo azul inmenso, cuyo final jamás nadie ha podido describir.
Bosques viejos emitiendo melancolía y nostalgia, donde la oscuridad se hacía fuerte cuanto más profundo miraba.
Campos de flores que completaban banderas dichosas para los ojos que teníamos la suerte de poder contemplarlas, allí en la lejanía donde miles de ejércitos de insectos batallaban en su polinización.
Noches transparentes, capitaneadas por una luna llena, líder de un comando de estrellas, encargadas de embellecer la oscuridad cuando todo permanece en silencio y perfecta quietud.
No todo era tan malo, se podía observar tanta belleza en mi entorno, capaz de calmarme un momento, pero no bastaba, no era lo que necesitaba para ser feliz.
A veces, no se si eran sueños, pues despertaba rápidamente, sin estar seguro de lo que era real o imaginario. Dicha belleza dentro de un alma triste, podía parecer surreal, pero prefería no cuestionarme nada en ese momento, pues me llevaría a mas problemas sin solución.
Encerrado en un autobús sin pasajeros ni conductor, sin rumbo fijo, sin prisa, sin metas, esperando quizás alguna señal que me devolviese la vida.
La primera estación mostraba muchas personas realizando actos de buena fe, sin que otras valorasen lo que hacían, mostrándose indiferentes ante ello. Sin embargo eran tan nobles, que no les importaba, pues no necesitaban de la aprobación ni gratitud de nadie, para estar felices consigo mismas.
Después el paisaje se tornaba castaño y cobrizo, sobre una carretera de hojarasca, reflejo de unas arboledas desnudas, que también parecían llorar en silencio.
De pronto el autobús se detuvo en una estación. Aquella parada era aún más fría si cabe que las anteriores, los cristales del autobús se empañaban, impidiéndome observar detalladamente lo que pasaba fuera. Solo alcanzaba a ver dos jóvenes espalda con espalda, que mostraban su odio exterior, aunque por dentro se amaban. Uno tomaba un rumbo, la otra elegía el contrario, a pesar de desear correr uno al lado del otro.
¿Era tan difícil perdonar errores o aceptar diferencias? Lo más importante era el amor, pero se notaba que a veces no es lo más fuerte, si no que su rival más arrollador era el orgullo.
Se reanudaba la marcha lentamente entre un mar de lluvia, que envolvía mi
memoria en miles de pensamientos de lo que me gustaría que fuese y no sería.
Recordaba fotogramas de segundo, como si recopilase fragmentos en mi cabeza, tratando de crear la película de mi vida, pero al llegar a un punto, no podía seguir, pues todo se hallaba estancado, como si fuese fango dentro de un lago cristalino.
Hacía frío, mi manta, que tantas lágrimas había secado, era el único cobijo que me quedaba. Esta pesadilla no parecía finalizar, ni el autobús quedarse sin combustible, quizás porque yo no quería que eso ocurriese.
Los restos de una tarde de niebla mostraban su cara tétrica, hasta llegar a la siguiente estación, donde todos y cada uno de los que allí se hallaban, se sonreían los unos a los otros, pero al darse la vuelta, retorcían el gesto falsamente.
¿Cómo bajarse en alguno de esos lugares? Quizás era mejor la soledad, que las duras versiones que me ofrecían las personas en la vida.
Era tan difícil ser yo mismo, que tenía que pasar por humillaciones y desprecios, pero jamás me planteaba ser como el resto quería que fuese. Pues no se puede satisfacer a todo el mundo en esta aventura que es la vida.
Y si no te comportabas tal y como eras, no serías la persona que elegías ser.
Poco a poco iba comprendiendo cosas. Debía ser fuerte, marcar la diferencia, resistir ante cualquier dificultad, igual que la rosa de la estación en la que más tarde estaba, que yacía con su máximo esplendor, mientras el resto estaba cubierto por centímetros de nieve.
El tiempo realizaba su mejor marca, corría rápido como nunca, sin embargo el viaje se hacía eterno. No soportaba ni un segundo más la espera.
La penúltima estación del tramo parecía un desierto. Esta vez la calor y la sequedad de su envoltorio, provocaban ganas de salir corriendo.
Un anciano allí descalzo, con viejos y rasgados ropajes, era contrastado con un flamante ramo de flores que sujetaba fuertemente, apretando el gesto, como si su vida se centrara en protegerlo. ¿Esperaría a alguien? Seguramente a su amada, pues su lágrima rodando mejilla abajo sólo podía indicar eso.
En ese momento tuve curiosidad por bajar e ir a preguntarle, pero supongo que hay cosas que es mejor dejar que se batallen sólo en las mentes de quienes las padecen, para que pudieran superarse por sí mismas.
Kilómetros avanzaban sin tregua, pero pensaba que ese viaje estaba logrando que aprendiese cosas, sin despegarme del cristal.
Una estampa maravillosa, como sacada de un documental de los mejores paisajes del mundo, hacía acto de presencia; Montañas, ricas en altura, bañadas por un arco iris que nada más que mostrando su medio arco, parecía perfecto.
Los ríos fluían lentamente, acariciando el terreno por donde pasaban, reflejando el viento que los adormecía suavemente.
Ver tantas cosas lindas, empezó a hacerme entrar en razón. Comencé a darme cuenta de que había muchísimas cosas que merecían la pena, tanto que empecé a disfrutar del viaje, olvidando que quedaba una última parada. No siempre podía tener lo que anhelaba, pero si conformarme con otras cosas.
El atardecer empezaba a pasearse a sus anchas, el viejo sol, empezaba a dar señales de sueño, dejando un precioso color entre girones de nubes blancas.
La última estación parecía solitaria, pero curiosamente bella.
Cubierta por un tejado de madera barnizada, rústico, con unos bancos donde los últimos rayos de sol, le daban un tono romántico y acogedor.
Para mi sorpresa, había una chica, con lentes, melena dorada y ojos que cambiaban según la posición donde los mirases, ojos que expresaban tanto sin
pronunciar nada. Seguramente eso fuese otro sueño, pues tanta belleza no podía estar tan lejos...
Mis ganas de querer bajar a charlar con ella eran mayores a cualquier otras veces, pero el miedo me retuvo. Pero cuál fue mi sorpresa, que aquella chica, agarró su maleta y se montó en el autobús.
No me estaba creyendo lo que ocurría, mucho menos que me mirase dulcemente, me mostrase la mejor sonrisa que había visto jamás, para después sentarse junto a mí.
En ese momento cualquier palabra hubiese sobrado. Lo que si aprendí fue lo siguiente:

Cuando aprendes a valorar lo que tienes, a confiar y creer en ti mismo, a aceptarte tal como eres, a quererte, sólo entonces te llegan las cosas buenas de la vida. Y no importa que lleguen al final, en la última estación. Lo verdaderamente importante es que lleguen a tu vida. Pero antes has de aprender, a darte cuenta de muchas cosas, a perdonarte, a conocerte a ti mismo.
Sin más equipaje que aquella maleta vacía de la chica, poco a poco el cauce de dos almas fue uniéndose, llenándose de amor, felicidad, cariño, respeto y una lista interminable de aquellas cosas que iba buscando.
Cada estación era una prueba para conocer quién era yo realmente, con la finalidad de entender y encontrar mi destino al final.
Comprendí que mereció la pena el viaje, por eso ahora me encanta viajar.


jueves, 1 de octubre de 2015

Ambos

Ambos, esperando el primer paso el uno del otro, creyendo que el tiempo por su propia aceleración, lo haga por ellos. Que ilusos por no actuar sin perder un segundo.
Uno en su azotea observando la luna, pensando en el otro… El otro desvelado sobre su colchón de plumas, inventando historias con el otro.
Y me rasgo las ideas y pienso… ¿Por qué no se dan un momento? Si sienten algo deberían correr para estar juntos, aunque solo fuese un instante.
¿Acaso no es potente el impulso de escapar? La fuerza y el deseo de encontrarse, de perderse en el silencio de la madrugada, escondiéndose de la rutina, esquivando las reglas que supuestamente mantienen sus ataduras.
Se llaman a gritos, sus miradas reflejan lo común y las diferencias que los envuelven, aun así no parece ser suficiente… No se dan cuenta que quizás mañana no tenga remedio.
Curiosamente lo más evidente parece ser lo que permanece ante nuestras retinas, incapaces de verlo, o simplemente se hacen los disimulados, muriendo por dentro.
Contrariados y a la vez decididos, cambian los papeles, pero no para salir a reencontrarse.
¡Qué estupidez! Ahora el que observaba la luna corre a desvanecerse en la cama, y el que remordía su conciencia sobre la almohada, pasa a intentar tocar la luna, conformándose ambos sin tener una bonita historia.