Voy camino de
peregrinar hacia tu cuerpo, como ave de paso buscando un oasis donde
protegerme del frio invierno. Siento la necesidad de tomarle el pulso
a tu corazón con mi último aliento.
Anhelo interpretar
tu silencio como un Sí rotundo ante mi iniciativa de crearte a mi
imagen y semejanza, algo nuestro.
Deseo que esculpas
mi lamento con el calor de tu cabello alborotado, que pintes mi cara
con fragmentos de tus eternas sonrisas.
Quiero dejar mi
rastro sobre tu piel radiante, mientras dure cada amanecer, de aquí
en adelante.
No lo tomaré como
una huida, sino como una luna de miel alrededor de tu cintura. Y si
llueve, que sea un aluvión de tus besos sobrepasando mi cordura.
Puede que la
estrechez del tiempo me arrastre hacia su abismo, pero no, no es un
sueño, tampoco un dulce espejismo… Es tan real, como la debilidad
que me atrae hacia tu mirada ahora mismo.
Puedo morir
tranquilo después de este instante, pues cualquier segundo posado
ante la fragancia de tu exquisitez, se hace gigante.
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