No hace mucho, la
soledad solía pasearse a sus anchas por mi camino, y no diré que ha
desaparecido, pues sigue haciendo acto de presencia en contadas
ocasiones. Pero me he acostumbrado a ella, es una fiel compañera
para bailar en los momentos más tristes.
No hace mucho, el
amor era una palabra sin sentido para mí, hasta que comencé a
dejarme llevar, fluyendo en mí sentimientos desbordados, que ni
sabía que existían. Y puedo decir, que el amor es lo más bonito
que existe, que es una medicina gratuita, capaz de revivir corazones
congelados, al menos a mí, me ha funcionado… no sin antes romperme
en mil pedazos.
Pero para que tu
persona empiece a cobrar sentido, antes debe sufrir, debe aguantar
jarros de agua fría, debe aprender de los errores, superarlos, para
hacerse hombre.
El miedo, poco a
poco fue transformándose en atrevimiento, en locura, en arriesgarse
por todo.
Que haya visto miles
de historias, me ha hecho adquirir tolerancia, aceptación, entrega y
comprensión, pero sobre todo muchas emociones… Y es que mi vida
sin el vello de punta y sin lágrimas, no sería mi vida.
Lo de pasear y
observar, inventando mil historias se lo debo a mi imaginación, la
cuál mantiene vivas mis esperanzas y sueños. La que se guarda
dentro como oro en paño.
A veces siento
tantas cosas a la vez, que no las puedo parar, ni tampoco explicar,
aunque si pudiese explicarlas, no sería mágico.
De vez en cuando
aparece mi defecto de creer que todos van a pensar como yo, de que
todos saben dar en la misma medida, pero no es posible, es lo que nos
hace únicos. Y luego me tranquiliza saber que mi felicidad, en su
mayor medida, procede de intentar hacer felices a aquellos que me
quieren en sus vidas. Para mí hacer algo por alguien, es síntoma de
motivación.
La vida no es
pacífica, es una guerra, mayormente contra uno mismo; Tampoco es tan
maravillosa, es un oasis que aparece intermitentemente. Y mucho menos
es fácil, es para valientes.
Hoy estamos felices,
mañana nos derrumbamos, hoy tenemos algo, mañana lo perdemos todo,
en continuo cambio, porque nada es para siempre.
Pero lo que ahora
mismo tengo, nadie me lo roba, ni siquiera los pensamientos que me
llevan a tener miedo a perderlo. Es mi vida, yo elijo, yo doy
órdenes, yo escojo lo que quiero hacer, y con quién hacerlo. Hay
cosas que sucederán, otras que quedarán en la lista de deseos por
cumplir, pero… lo que tenemos es mucho más de lo que muchos
desearían tener.
Hoy, mañana y
siempre voy a ser yo mismo, voy a mantenerme firme en mi filosofía,
sin importar cuanto hablen de mí o me critiquen. Al final, sólo al
final, cuando se extinga toda esta etapa tan cargada de altibajos,
podré estar orgulloso de haber sido la persona que he querido ser.
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