Escuchar algo así como «Eh mírame estoy aquí» a la vez que te sujetan fuerte la mano
Demasiados minutos he pasado postrado en mi cama, observando el somier de la litera, que ni siquiera me permite admirar el techo... Y entonces todo se cae encima
Harto de escribir penurias y romper miles de folios garabateados con temas sin sentido alguno,
consciente de que lo que de verdad perjudico es mi tiempo, mi vida
El ruiseñor que todos admiran se convierte en cuervo solitario, que sale de noche para que nadie se contagie de su tristeza...
Muchas ocasiones habréis escuchado eso de que es mejor acudir a la herida sin ser llamado, en un acto de amistad, pero a veces mi pena brota tanto que hasta pasa desapercibida, y no siempre me encuentro capacitado para desahogarme y explicar qué me pasa...
¿Por qué? ¿Dónde está el hilo del cuál tirar? ¿LLueve fuera o lluevo yo?
Parezco no sentir la sensación térmica, desconozco el adjetivo que me califique, no sé si siento rabia, desilusión o pundonor...
El dudar de mí mismo me vuelve débil y vulnerable, quizás sea yo el problema, sin solución, sin motivo aparente... Como pueden pesar tanto tan pocos años...
Cuando reconoces tus errores sólo sirves como bufón, como el chico arrepentido, pero en verdad eso no es la solución.
Si estás seguro de algo, luego parece ser que es lo menos fiable, más de lo que menos esperas llega y te sorprende, lo mejor es dejarse de teorías
Se puede tocar fondo, encallar, encerrarte en una nota del piano sin descubrir el sonido de las demás, planear sabiendo que los planes fallan, soñar sabiendo que los sueños no existen
A veces se abre la tumba que revuelca mis pesadillas y soy incapaz de cerrarla solo, necesito gritar ¿Hay alguién hay?, alguien que me oriente como una brújula y que me haga sentir que me quiere. Intento flotar, pero la realidad me sucumbe y yo me ahogo
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