Estuve a punto de escoger la huída, pero algo me retuvo. Mis pies se clavaron como una estaca en la agravada tierra, mis hombros rechazados por manos invisiblemente sensibles.
Supongo que alguien me cuida, permaneciendo oculto entre el oxígeno que me mantiene latente, ayudándome en la elección de un camino correcto.
O es posible que solamente se trate de mi conciencia llamando al sentido común, suplicándome ser fuerte aunque todo discurra peligroso.
Frecuentemente perdemos el norte, como aguja inmantada; Es entonces cuando debemos no rendirnos ante la evidencia.
Debo ser sincero conmigo mismo, no refugiarme tras una sonrisa fingida, aceptar que todo va mal, por supuesto el rumbo puede girar inesperadamente, revertir la situación es algo obligado. No es la primera vez que supero la luz al final del túnel.
Aunque sufras de ceguera provisional sigue creyendo, volarás alto, dicho embrollo pasará inadvertido, alzándose como solución.
Nunca estamos sólos, el universo es tan perfecto, que se encarga de que siempre exista alguien que nos cuide, que vele nuestros sueños...
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