He pasado mucho tiempo persiguiendo sueños, algunos tan cerca de la yema de mis dedos, que parecía alcanzarlos por momentos, pero se escapaban intencionadamente, no por esa razón dejé de correr tras ellos, sin importar el tiempo. Porque si quiero lograr algo tengo que persistir, aquello que tarda en llegar es lo que merece la pena pelearlo.
Soy muy consciente de que hay que hacer caso al corazón, de dejarse llevar por los sentimientos, por la magia que los hace florecer, que las barreras están para brincarlas, y que algunas promesas es mejor romperlas para ser feliz. En un mundo donde las reglas las escribimos nosotros a nuestra imagen y semejanza. Cada uno tenemos nuestra visión de las cosas, y nadie debe imponernos lo que está bien o mal.
He pasado de sentirme vacío, a empezar a llenarme; He cambiado los versos tristes por versos de amor. He pasado de escuchar canciones que me hacían aprender, por canciones que me hacen sentir. Cambiando la tan querida soledad por alguien real, una mano que esperaba delizarse entre la mía, un abrazo que es tu mejor abrigo para el frío, un beso que enciende la chispa, que parecía marchita. He transformado el invierno en primavera, los días de lluvia en soleados, he cambiado los folios por escribir sobre tu cuerpo nuestra historia.
¿Para qué soñar con algo que es real? Todas mis ilusiones se renuevan, mis paseos en barco mientras dormía ya pueden cumplirse. Ahora los sueños no escapan, porque he logrado ser más rápido que ellos, es mágico. Lo mejor de todo esto, es que estoy siendo feliz con lo que siempre he querido serlo. Todo el tiempo lo tenía ante mis ojos Ahora puedo caminar tranquilamente, a la luz de tu sonrisa, siendo yo mismo, pudiendo comprobarlo cuando observo mi reflejo en el iris de tus ojos y me digo: «Por fin veo lo que quiero ver».
Ahora sólo queda agarrar el timón de mi vida, mantener rumbo firme y dar rienda suelta a lo que tengo, que es mucho más de lo que podría desear.
Todo comenzó el catorce de mayo de 2012, hace exactamente 592 días, 14.208 horas,
852.480 minutos y 51.148.800 segundos.
Ese día algo en el mundo colisionó y produjo un cambio radical en el transcurso de mi destino, porque me hizo girar hacia la izquierda y verla a ella, mirarla fijamente a los ojos, y entender que era una visión de un futuro juntos.
A partir de ese instante hasta hoy, la he amado, amor a primera vista, amor real, y sí, por fin puedo decirlo: Mi vida es bonita porque tú estás en ella.
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