Ya ves, entre amaneceres de papel oxigenado, acuden revoluciones de gaviotas huyendo del mar, agridulce se vuelve del panal la miel.
Entre tanta guerra inútil,
injusticia soluble, mundo frágil, nuestro amor nace como un antimisil, con la
diferencia en lo diferente, rasgando lo común, conquistando corazones latentes.
¿Qué me importa destruir si
soy capaz de construir? ¿Para qué pensar en golpes y caídas? Si lo último que
pienso es tu efecto mariposa en mis caricias preferidas, si duermo en tu abrigo
sin necesidad de cubrirme con su distancia correspondida.
Días de lluvia oprimida, de
ruinas de ciudades en llamas, cuerpos sin vida, tú y yo solos, peligrando
nuestra existencia, como animales racionales agotándose ante la evidencia,
constantes, incambiables, resistiendo ante la revolución, con ráfagas de amor
cultivado sobre el dorado del tiempo, componiendo con mimos y arrumacos en
nuestra espalda, una poderosa canción.
Mientras todos se enfrentan,
nosotros nos abrazamos, mientras ellos anhelan lo imposible, nosotros amamos lo
posible, mientras el resto se ataca con palabras dañinas, nosotros nos
enamoramos con piropos dulces, porque pueden hacer la guerra, que ambos
contrastamos haciendo el amor, en la cornisa de nuestro particular tejado
cubierto por estrellas y una luna fértil de neón; Entre la cortina de tu pelo
escondo mi secreto de confesión. Que mientras la luz del mundo pierde fuelle,
nuestra chispa provoca destellos como un enorme faro abrazando al mar.
Sentimos una bofetada
certera, a la que respondemos con besos imparciales sobre nuestra piel, blanca
como una pared donde escribir poesía callejera.
Pueden guerrear con espadas y
escopetas, creerse soldados por quitar vidas inocentes, equivocándose
constantemente. Soldado es amar una vida, dar un motivo para luchar, decirte te
quiero cuando te veo desaparecer a lo lejos, entrando por tu portal. Haciéndote
feliz, combatiéndote con mis manos, atrapando tu sonrisa en una fotografía
mental, repetirle a tus ojos que estaré cuidándote por siempre jamás.
Un mundo derrama lágrimas,
ante la crueldad de un pianista expresando su malestar pulsando teclas, hasta
que su corazón se comprima.
Busco entre las rosas el
pétalo superviviente, aquél que regalarte cuando pase diciembre, para
demostrarte que no sólo es bella la primavera, sino cualquier lugar donde pueda
deleitarme con el brillo de tus ojos que destellan. Por esas veces que el mundo
aniquila con puñaladas en el corazón, a la par que tú con tu mirada penetrante
me fulminas, me derribas
Combatir con ignorancia a los
ignorantes, agotando milésimas de segundo, antes de tomar distinto rumbo. Sin
olvidar entre la noche profunda, que mientras la humanidad se odia, nosotros
nos amamos, que mientras la falsedad predomina como religión, nuestro tierno
amor resiste, como un movimiento anti-resto, que lo importante es que te
quiero, que me quieres, que nuestro mundo lo dibujamos con nuestras manos, con
nuestro “ser diferentes”, que nada importa, mientras permanezcas a mi lado, a
la par que susurres la brisa de tus delicias sobre mi feliz costado.
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