Abro mis ojos; En principio veo todo difuminado, recién despierto. Pero más tarde la luz me supera... No soy capaz de recordar que sucedió anoche, ni por qué. Ni siquiera sé qué hago aquí, en esta tiniebla sin tregua, recostado sobre el dolor que no se distancia.
¿Cómo vivir sin tu aire? ¿Como se consigue respirar sin tu oxígeno?
Perdóname por mis errores, que corretean alrededor de mi periferia, sin tener un lugar adonde huir. Únicamente este día avanza paralelamente a la espiga del reloj que me la juega.
Tristemente me apago, cómo una vela malgastando su último pedazo de cera, cómo el sol refugiándose de la odiosa noche.
Cansado es la palabra correcta, aquella que me retuerce, que consigue que me revuelque y grite fuertemente... ¿Dónde está lo que mi corazón tanto anhela?
En torno a mi extrarradio, hay movimiento, todos van y vienen, colisionan contra mí, o simplemente hacen más fuerte mi invisibilidad. Intento llamarlos pero nadie me escucha.
Pendo de un hilo martirizado, congelado, escurridizo, que intenta volcarme en la primera oportunidad que se le presente, buscando un desliz. Aunque siempre que ocurre vuelvo a empezar.
Busco refugio en los recuerdos del pasado, sólo en aquellos que mantengo vivos, allá cuando era feliz, cuando un niño me llamaban, cuando nada cobraba importancia y todo era importante. Eliminar no puedo, odio mis errores porque son demasiado buenos y pacíficos.
Cierro mis ojos, o quizás no, puede que siempre hayan permanecido cerrados...Y lo anterior sólo fuese un mal sueño
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