martes, 10 de noviembre de 2015

Para un gran amigo

Hace mucho, tuve el placer de conocerle. Al principio, cuando éramos niños, no le daba tanto valor como merecía, pero tiempo después me he dado cuenta de que hice lo correcto en salir en su defensa e intentar protegerlo. Porque las personas que pasan por ciertas dificultades no deben ahuyentarse, si no ofrecerles tu mano y el cobijo de una verdadera amistad. Ponerse en su lugar, era una dulce canción para sus ojos tristes.
Él no tenía amigos, porque quizás se consideraba feo, raro, innecesario, a veces se pasaba por su cabecita que era un estorbo, pero era especial, diferente, alguien que se esforzaba más de lo que imaginaba. Tampoco lo aceptaban por como era, además de ser objeto de burlas y risas… Pero él no tenía culpa de haber nacido en esa situación, no lo había elegido, tampoco podía cambiarlo. Muchos, en sus mismas condiciones, hubiesen tirado la toalla. Parecía ser una persona fría e inexpresiva, pero me pregunto cuántas lágrimas habrá derramado al llegar a su casa.
Él no escuchaba, pero podía leer los labios; Tampoco podía hablar, pero lo intentaba. Tampoco tenía que cambiarlo, debía ser yo quien aprendiera a leer sus gestos e intentar que el interpretase los míos.
Decidí poner mi granito de arena para conseguir que se sintiese un poco aceptado, al menos por mi parte. Comenzamos a jugar al baloncesto, al fútbol en nuestra vieja plazoleta, a salir de paseo algún que otro sábado...
No diré que al principio no bromeaba con sus defectos, pero era demasiado joven para entender ciertos aspectos y valores de la vida. Pero el tiempo cambió todos esos pequeños detalles de inmadurez típica de los quinceañeros. Entonces maduré...
Aprendí a reír con él, a picarlo con las cosillas que sabía que le molestaban, pero en plan pillín.
Los sábados de paseo eran un poco crueles, duros contra su persona… Muchas veces jugábamos al futbolín pero nadie quería ser su compañero, porque decían que era muy malo. Pero...¿Qué importa lo bueno o malo que puedes ser en un juego? Al fin y al cabo, la clave reside en pasarlo bien, conseguir que todos se sientan bien. Y aquello empezó a abrirme los ojos de cómo en la vida, lo superficial adquiere mas protagonismo que cualquier acto de buena fe que lleves a cabo.
Todos jugamos a ganar, a ser los chulitos, a querer ligar con la chica más guapa… Pero eso a cambio de menospreciar a alguien que solo trata de ser nuestro amigo de verdad, porque necesita sentirse un poco querido, simplemente eso.
Ante esa falta de aceptación, opté por salir con él, no podía dejarlo solo, era injusto totalmente.
Y tuve que alejarme de algunos amigos para acercarme a su persona.
Entonces aprendí a entender lo que me decía; A comprender sus gestos, apreciar sus palabras, leer sus labios. Él me ayudó a poder entablar conversaciones, a entender como podía sentirse.
Luego tiempo más tarde nos distanciamos, pero siempre hemos seguido siendo amigos. Y observé que el era feliz, porque había aprendido a vivir, aceptando lo que tenía, que era muchísimo.
Y siempre que planifico alguna actividad o deporte, me gusta invitarlo para rememorar viejos tiempos. Y veo que cada vez hay más gente que lo comprende, que lo acepta, que pasea a su lado.
Me da satisfacción que por fin nos pongamos en su lugar y le echemos un cable, pues su vida no ha sido fácil, ni lo será, pero si se rodea de buenos amigos, logrará llevarla mucho mejor.
Sigue siendo un tío solitario, casi siempre sentado solo en cualquier banco, caminando en silencio, observando su entorno, esperando que pase alguna persona para simplemente charlar un rato.
No ha sido mi mejor amigo, pero sí un gran amigo, uno especial, un luchador, una persona que tiene los sentimientos arrinconados en su corazón, porque no le ha sido fácil expresarlos.
Me inspira su fuerza, yo no sería capaz de aceptarme, no soy tan fuerte…
Y siempre lo llevo dentro, y cuando nos encontramos por la calle, entablamos nuestras conversaciones de fútbol, baloncesto, entre otras de antaño, aunque sólo duren cinco minutos.
Y sé que nadie jamás escribirá sobre su persona, pero por mi parte aquí tiene una pequeña gran página de la historia de mi vida, de la que él es protagonista.


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