Tu
cuerpo, similar a una apasionada flor
se
tambalea con la pecaminosa canción de mi brisa
Necesita
algo de libertad, quizás calor
Volverse
cauto, huir de la prisa
Tatuar
mi nombre sobre tu temor
Encima
de la ropa, sin arrebatarte la camisa
Tu
piel, ardiente lienzo; Yo humilde pintor
Plasmar
en ti mis huellas que improvisan
Detengo
mi escritura, ahora de tu envoltorio soy lector
Tu
respiración encargada de marcar la premisa
Observamos
callados nuestro rubor
El
haz de tiempo avanza deprisa
Con
premura recorro tu alrededor
Buscando
agotarme entre risas y caricias
Del
cosquilleo estremecedor
Ascendiendo
ligeramente de manera imprecisa
Momento
de sol, ante tu fiel admirador
Captando
versos prohibidos de tu mito de poetisa
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