sábado, 31 de octubre de 2015
jueves, 29 de octubre de 2015
Su mejor historia
Mientras él
relataba sus experiencias en su cuaderno, ella, con su ténue
fogosidad, le arrancó el bolígrafo de sus empalagosas manos. Y dijo
algo así como: “Deja de escribir tu vida en unas hojas vacías y
dedicate a vivir más”. Desde entonces, su cuerpo desnudo, fue la
mejor libreta donde él pudo plasmar su mejor poesía. El sabor de
sus labios se impregnó sobre las líneas perfectas de su silueta,
mucho mejor que la tinta… Y su pelo borró las penas de su alma con
tan solo su fuerza de rozamiento. Sus ojos, guardaban un eterno
manantial de inspiración, del cuál tomó sus mejores apuntes, para
después susurrarlos, sobre su esencia. Y el tiempo, lo midió,
apostado sobre el pecho de ella, contando el tic tac de su corazón.
Así fue como descubrió que la mejor historia no se relataba, sino
que debía vivirse...
miércoles, 28 de octubre de 2015
Luna y Mar
Me siento como el
vaivén de una ola salada del mar, cautivada por el influjo de luna,
que avanza y retrocede sin ser dueña de sus actos.
Siento rozar
suavemente mi orilla, sin llegar a tocarla del todo; Esa sensación
de tenerla tan cerca, y a la vez tan lejos, pues al estar apunto de
deslizarme sobre sus diferencias, debo echar marcha atrás.
La luna me castiga
sin tierra firme, egoísta de que ella no puede relucir como sus
parientes las estrellas. Pero no se da cuenta que es única, que su
brillo no es superficial, sino interno.
Si supiera esa luna,
que aquí abajo, mientras miles de personas, se deleitan en mis
aguas, la idolatran en la noche, que querrían tocarla, o bajarla,
incluso regalarla… Quizás si entendiera todo esto, no me
castigaría, seguramente no influiría en mi movimiento, me
permitiría ser libre.
Aunque el caso, es
que a mí me gusta ser el espejo donde ella pueda reflejarse, y
aunque me castigue, ella me necesita, pues ama poder verse reflejada
en mis aguas, cuando la oscuridad se cierne sobre un manto negro en
la noche, soy su única aliada...
Y si...¿No es ella
la que me influye? Y si… soy yo, el agua del mar, la que se deja
llevar por la belleza de aquella princesa nocturna en la lejanía. Y
al intentar tocar tierra, el reflejo de dicha belleza me conmueve, me
impide ser libre…
Lo cierto es que
ella me necesita para observarse cada noche, y yo la necesito para
embellecer mi oleaje, para deleitar al mundo…
No me importa que
esté lejos, creo que la amo, y quizás ella me ame a mí. Y lo sé
porque me conformo con cubrirme con la luz de su reflejo. Y jamás
querría bajarla, porque tal y donde está, se alza perfecta.
Muchas leyendas
cuentan que la luna a ama al sol, y viceversa, pero son
incompatibles, se rehuyen.
Prefiero pensar que
la luna y el mar son los que de verdad se aman… ¿Por qué? Porque
estando tan lejos reaccionan e interaccionan entre ellos. El astro
consigue alterar la marea… Y la marea, refleja la magia de la luna
como un espejo de sinceridad… Juntos crean magia… Y en la magia
reside el amor. Y aunque el sol le de ese brillo superficial, yo le ofrezco mi inmensidad
Mi esencia
No hace mucho, la
soledad solía pasearse a sus anchas por mi camino, y no diré que ha
desaparecido, pues sigue haciendo acto de presencia en contadas
ocasiones. Pero me he acostumbrado a ella, es una fiel compañera
para bailar en los momentos más tristes.
No hace mucho, el
amor era una palabra sin sentido para mí, hasta que comencé a
dejarme llevar, fluyendo en mí sentimientos desbordados, que ni
sabía que existían. Y puedo decir, que el amor es lo más bonito
que existe, que es una medicina gratuita, capaz de revivir corazones
congelados, al menos a mí, me ha funcionado… no sin antes romperme
en mil pedazos.
Pero para que tu
persona empiece a cobrar sentido, antes debe sufrir, debe aguantar
jarros de agua fría, debe aprender de los errores, superarlos, para
hacerse hombre.
El miedo, poco a
poco fue transformándose en atrevimiento, en locura, en arriesgarse
por todo.
Que haya visto miles
de historias, me ha hecho adquirir tolerancia, aceptación, entrega y
comprensión, pero sobre todo muchas emociones… Y es que mi vida
sin el vello de punta y sin lágrimas, no sería mi vida.
Lo de pasear y
observar, inventando mil historias se lo debo a mi imaginación, la
cuál mantiene vivas mis esperanzas y sueños. La que se guarda
dentro como oro en paño.
A veces siento
tantas cosas a la vez, que no las puedo parar, ni tampoco explicar,
aunque si pudiese explicarlas, no sería mágico.
De vez en cuando
aparece mi defecto de creer que todos van a pensar como yo, de que
todos saben dar en la misma medida, pero no es posible, es lo que nos
hace únicos. Y luego me tranquiliza saber que mi felicidad, en su
mayor medida, procede de intentar hacer felices a aquellos que me
quieren en sus vidas. Para mí hacer algo por alguien, es síntoma de
motivación.
La vida no es
pacífica, es una guerra, mayormente contra uno mismo; Tampoco es tan
maravillosa, es un oasis que aparece intermitentemente. Y mucho menos
es fácil, es para valientes.
Hoy estamos felices,
mañana nos derrumbamos, hoy tenemos algo, mañana lo perdemos todo,
en continuo cambio, porque nada es para siempre.
Pero lo que ahora
mismo tengo, nadie me lo roba, ni siquiera los pensamientos que me
llevan a tener miedo a perderlo. Es mi vida, yo elijo, yo doy
órdenes, yo escojo lo que quiero hacer, y con quién hacerlo. Hay
cosas que sucederán, otras que quedarán en la lista de deseos por
cumplir, pero… lo que tenemos es mucho más de lo que muchos
desearían tener.
Hoy, mañana y
siempre voy a ser yo mismo, voy a mantenerme firme en mi filosofía,
sin importar cuanto hablen de mí o me critiquen. Al final, sólo al
final, cuando se extinga toda esta etapa tan cargada de altibajos,
podré estar orgulloso de haber sido la persona que he querido ser.
domingo, 25 de octubre de 2015
Sendero La Gitana - Linares
Mina La Gitana, pozo las Ánimas, Mina
San Isidro, San Francisco 2, Linarejos, Los Quinientos, San Adriano y
San Enrique, Mina Rica y San Alberto
sábado, 24 de octubre de 2015
Escapar
0.35 de la noche,
recordando aquella frase célebre de la película Forrest Gump que
decía: “La vida es como una caja de bombones, nunca sabes lo que
te va a tocar”. Lo que nunca dijo es que los huecos están
completamente vacíos y tienes que tratar de llenarlos tú mismo,
tampoco decía como poder conseguirlo… Y es que la vida tiene poco
de dulzura. Y fuera amenaza un triste presentimiento, el cuál,
quizás ya no se pueda solucionar.
1.15 Mientras
escucho la banda sonora de la película “una serie de catastróficas
desdichas”,una melodía conmovedora a piano, cuyo título viene que
ni pintado, me vienen a la mente tantas despedidas, tantas heridas
del pasado, algunas curadas, otras a medio cicatrizar, pero sabiendo
que se debe cargar con ellas el resto de la vida.
1.45 Para colmo,
cada tic tac de las agujas del reloj, situado en el extremo norte de
mi mesita de noche, parece una punzada que se hace inestable y
desgarra un pedazo de mi vida. No me reconozco… ¿Cómo pueden
tornarse tantas sonrisas en lágrimas?
2.10 Por la ventana
entornada, discrepa un poco la luz anaranjada de la farola de
enfrente. La mente hace un movimiento de rotación sobre el eje de
los actos que has sembrado en tu vida. Ni si quiera es suficiente, no
basta, ni bastará nunca. No consigo recoger cuanto quisiera...
2.55 Los paseos al
baño se hacen eternos. Empapas tu cara frente al espejo, intentando
arañarle el relax al silencio. Ni si quiera la luna brilla en su
máximo esplendor. La luz natural se apaga, la esperanza se destiñe
y se oculta en su guarida, el pajar de la aguja.
3.30 Un cúmulo de
sentimientos juega a revolotear entre estas cuatro paredes,
volviéndome loco, desesperándome hasta el punto de arrancar las
sábanas del colchón, empapado en sudor debido a las pesadillas.
Parece que atraigo la lluvia, o es la lluvia la que me atrae a mí.
4.07 Prendo el libro
más cercano para alejar cada uno de los sentimientos negativos, pero
curiosamente, ese libro, habla de versos tristes, cargados de
melancolía, decepción… Intento recostarme, dejándome poseer por
el Dios Sueño por unos minutos…
5.45 Poco queda para
el amanecer… Ahora me cautiva el presente, la situación, el querer
y no poder, el intentar levantarme y volver caer, el dar un paso al
frente y dos atrás. ¿Qué me pasa?
Y me doy cuenta que
me he marchado, que estoy lejos de aquí, totalmente perdido y
desorientado.
7.00 El futuro no
esclarece, lo percibo lejano. Pero mientras… ¿Por qué no puedo
hacer lo que quiero? Si mi vida es mía… El tiempo pasa rápido,
pero yo elijo que hacer con el que se me ha dado, aún así mi
corazón me detiene… Aunque a la vez se acelera…
Buscar respuestas es
tontería, pues haciéndote preguntas, surgen más preguntas, y más,
y más…
8.15 Por fin llega
el día… Pero… ¿Y qué? Todos los problemas están esperándote
junto a tí, como tu sombra, pegados como una lapa. Pero al menos hoy
puedo escapar, y quiero hacerlo, voy a hacerlo… Ya salgo… Me
voy...
martes, 20 de octubre de 2015
Hasta el último día
Perdona si mis
piernas me impiden sacarte a bailar como antaño, disculpa mi
incapacidad para disparar tus sentidos como cuando eramos
quinceañeros.
Nuestro amor es un
eco de lo que un día fue, tengo la incertidumbre por saber si tus
labios recordarán la calidez de los míos, si el brillo de tus ojos
se acentúa cuando ni siquiera sonrío.
Pero de lo que si
estoy totalmente seguro, cielo, es que seguiré amándote como el
primer día, hasta que el latido de mi corazón se esfume
ligeramente. Porque si aún late, es por tu inmensa capacidad para
evitar que se apague.
¿Recuerdas como nos
enamoramos? Empezando con tonterías en el callejón, después
cogiéndonos dulcemente de la mano, para culminar aquél atardecer
entre un beso inesperado.
No nos queda mucho
más por hacer en esta vida, excepto acurrucarte contra mi pecho bajo
un manto de estrellas, en la oscuridad de nuestras noches frías. Es
la única forma de que entiendas el latir de mi corazón sobre tus
mejillas decaídas, pero tan bellas como aquellos días.
Llegará el momento
que mis ojos no puedan deleitarse con la belleza de tu alma, cuando
la armonía de tu voz sea un simple recuerdo, incluso cuando mis
recuerdos abandonen su hogar, cuando nadie me recuerde a mí; Sin
embargo, querida esposa, tú seguirás a mi lado cumpliendo tu
promesa en el altar, hasta el último día de nuestra vida. ¿Qué
nos van a contar a nosotros del verdadero amor?
Y es que nuestro
corazón no entiende de inviernos, ni otoños; A pesar de nuestra
vejez exterior, nuestra llama permanece perenne, algo que no destiñe
por la destrucción del tiempo.
Estoy orgulloso de
la vida que hemos vivido; No sé si fue el destino, o mis ganas locas
de encontrarte, o simplemente la casualidad al verte por primera vez.
¿Cuántos errores
habremos cometido? ¿Cuantas veces nos hemos perdonado? Y poco nos ha
importado; Cuando hay amor, nada lo mata. Y lo repetiría mil y una
veces, como una cinta en bucle, mismos momentos, equivocaciones y
aciertos.
Y te sigues viendo
tan perfecta, que si pudiese levantarme de esta silla de ruedas,
danzaríamos abrazados a la luz intensa de la luna. Pero callo, te
miro y me conformo con sentir tu sonrisa aparcada sobre el borde de
mi hombro. Yo también te lo prometo, amarte hasta el último día de
mi vida, no eres un sueño, sigues siendo mi realidad, cariño,
sigamos alimentando nuestro persistente amor.
lunes, 19 de octubre de 2015
Emigrar a ti
Voy camino de
peregrinar hacia tu cuerpo, como ave de paso buscando un oasis donde
protegerme del frio invierno. Siento la necesidad de tomarle el pulso
a tu corazón con mi último aliento.
Anhelo interpretar
tu silencio como un Sí rotundo ante mi iniciativa de crearte a mi
imagen y semejanza, algo nuestro.
Deseo que esculpas
mi lamento con el calor de tu cabello alborotado, que pintes mi cara
con fragmentos de tus eternas sonrisas.
Quiero dejar mi
rastro sobre tu piel radiante, mientras dure cada amanecer, de aquí
en adelante.
No lo tomaré como
una huida, sino como una luna de miel alrededor de tu cintura. Y si
llueve, que sea un aluvión de tus besos sobrepasando mi cordura.
Puede que la
estrechez del tiempo me arrastre hacia su abismo, pero no, no es un
sueño, tampoco un dulce espejismo… Es tan real, como la debilidad
que me atrae hacia tu mirada ahora mismo.
Puedo morir
tranquilo después de este instante, pues cualquier segundo posado
ante la fragancia de tu exquisitez, se hace gigante.
domingo, 18 de octubre de 2015
Anónimos
Me
hallo buscando como loco la poesía,
la
que se perdió en otoño, aquél día
Desesperado,
arrancando cortezas del árbol
husmeando
para encontrar nuestros nombres largos
Tanta
es mi decepción...
El
paso del tiempo ha vencido al corazón
Incapacidad
para indagar en versos pasados,
pues
la profundidad los ha borrado
La
belleza donde fueron tallados,
desaparece
ante mis dañadas manos
No
queda hueco en mis folios
para
inventar otro poema con destino, sólo anónimos
sábado, 17 de octubre de 2015
viernes, 16 de octubre de 2015
Imperfectos
Siempre nace una
flor, para luego morir tras su explosión de color, es ley de vida.
Al igual que afloran
sentimientos dentro de nosotros, que llegados a un punto, hay que
dejarlos marchar; Simplemente, se montan en otro tren, distinto al
nuestro.
Que decir de un
camino que se comparte, durante días, meses, años, quizás una vida
entera, pero que tarde o temprano se bifurca, sin poder evitar el
adiós.
Quisiera inventar
una vida perfecta, pero no existe; Únicamente queda avanzar, aunque
a duras penas se pueda conseguir, mirar hacia delante, sin olvidar lo
que dejas atrás.
Agarrar tu maleta de
recuerdos hermosos, enterrar la de recuerdos tristes, marchar…
Estamos rodeados de
momentos, de los cuáles la mayoría son negativos, pero alimentados
por la esperanza de una minoría cargados de felicidad.
Acostumbrados a
regirnos por unas normas, por una serie de acciones que te catalogan
como “bueno” o “malo”. Pero… ¿Acaso es malo vivir la vida
a tu manera?
Es triste ver
marchitar sueños, olvidar sonrisas, dejar de ser felices, pensar en
el mañana disponiendo del regalo del presente… Pero somos humanos,
no perfectos.
Lo único que no
volverá es el tiempo que estamos malgastando, pero… no podemos
evitarlo...
lunes, 12 de octubre de 2015
EL beso
Palpo tu boca
dulcemente, voy dibujándola con mis dedos, como si fuesen pinceles
que se humedecen de la miel que emanan tus labios. Las caricias en tu
pelo presagian un desenlace de sentimientos. Y te miro, me miras,
jugando a acercarnos cada vez más, mientras nuestras retinas parecen
agrandarse en un brillo único. Estrechamos el cerco a escasos
milímetros, hasta que el primer roce estalla en nuestro estómago, y
tengo la sensación de que tiemblo, de que tu respiración se
acelera, mientras nos llevamos las manos el uno al rostro del otro,
cómplices de una noche de luna opacada por nubes ligeras.
Y nos dejamos
llevar, por el sabor del otro, mezclando el aroma de nuestro perfume,
estrechando nuestro cuerpo, nuestros corazones. De pronto, desaparece
el frío que minutos antes me invadía.
No sé por qué me
siento a salvo, mientras tus manos pequeñas, apuran las mías,
mientras nos ruborizamos en la oscuridad, mientras respiramos de la
boca del otro… Plasmando para siempre el momento, bajo un manto de
estrellas oculto entre la neblina...
jueves, 8 de octubre de 2015
¿Puedo?
Ahí estás,
dispuesta a entregarme tu corazón, abriéndome las puertas a tu
vida, vestida con una sonrisa y cargada de alegría.
Pero también puedo
ver cuando estás a punto de desvanecerte, cuando tu luz se apaga,
trastocando el gesto, finalizando otro día.
Permíteme
levantarte, déjame ser tu amor…
¿Puedo acunarte
sobre mi cuerpo mientras duermes?.
¿Puedo acariciarte
mientras se entrecorta tu respiración?
¿Puedo ser tu
pañuelo de lágrimas donde refugiarte?
¿Puedo amarte?
Compláceme.
Sé que nadie
aparecía, pero ahora, déjame quedarme
Lo único que quiero
es protegerte, mantenerte a salvo, cuidarte el alma del frío,
otorgarle a tu corazón todo lo que anhela con todas su fuerzas.
Permíteme
acompañarte, déjame pasar los días a tu lado…
¿Puedo cubrir tus
mejillas con mis labios?.
¿Puedo perderme
contigo en nuestro mundo?
¿Puedo cuidarte de
la soledad todos los días?
¿Puedo amarte?
Compláceme.
Sé que ser perfecto
no es mi cualidad, pero lo que soy lo soy por ti, permíteme un
momento contigo. Porque dejarte ir es olvidar quién soy, y tu amor
me está cambiando.
¿Puedo?
miércoles, 7 de octubre de 2015
Amo el momento
Amo la ternura con
la que pataleas sobre la humedad de la cama, después de propiciarte
una dosis de cosquillitas sobre tu vientre descalzo. Y más aun amo
cuando te cobras venganza rato después, acercándote a soplarme la
cara mientras dejo descansar mis párpados tras un momento de
éxtasis.
Entre juego y juego,
nos dan las tantas, pero no importa, sabes que me encanta; También
me encanta repetirte que el océano a tu lado, parece un pequeño
charco, nada comparado a la exquisita curvatura que enfoca tu retina.
¡Como me gusta
hacerme el dormido para que entres a la ducha!
Y pillarte por
sorpresa, enjabonando tu piel de terciopelo con la yema de mis dedos,
mientras entono un dulce tarareo mezclado con la melodía del agua
que al caer, rocía tu pelo.
Me aprovecho de tu
estado de relax para masajear tus salientes omóplatos, a la vez que
hago recuento de cada uno de los lunares que estampan tu cuerpo.
Y muero, cuando te
giras, acaricias mi rostro, entre luz de velas, pétalos rojos,
sonando de fondo nuestra canción en la radio, con la cuál me
sonrojo.
Y me besas bajo una
cortina de agua templada, calando la cercanía que separa
milimétricamente tus manos de las mías.
El reloj parece
detenerse, contrariando al corazón, que late fuerte. Y nos
deslizamos las sonrisas
por cada poro de
nuestra epidermis, volviendo locos los sentidos, congelando el
momento, sabiendo que esta noche no dice adiós, tan solo hasta
luego.
Se perdió
Con el primer
suspiro de la mañana, tus huellas se borraron de mi piel, mis
pensamientos se alejaron de ti, como se aleja aquél barco de su
morada.
Mis ojos dejaron de
mirarte, mi cuerpo se alejó de tu orilla y mis ganas se esfumaron
como si nada.
El tsunami de tu
cuerpo se despide y no precisamente hasta mañana… Me olvido de
tantos besos en la espalda, de sonrisas en la madrugada, de tus
mejillas rosadas, de comernos los vértices hasta que amanezca la
mañana…
Nuestro vello
despuntado, entre sábanas, nuestro cuerpo acalorado, adaptándose a
las sugerencias de la luz de luna, entrando por nuestro costado.
Todas aquellas
palabras inventadas, son ya parte de la nada, ahora serán
distanciadas.
Y qué decir de tu
mirada, que con la complicidad de la mía, jamás volverá a ser
acariciada, simplemente en el recuerdo, como un sonido en bucle,
jamás esperes una llegada.
Se perdió el eco de
tus piropos resonando en mi tímpano, la melodía de tus canciones
paseándose cuan bello susurro al piano.
No hay abrazo, ni
gestos, ni arrepentimiento, pues mis lágrimas correrían mi pintura
de payaso, aquella que no hace mucho lograba hacerte reír sin
fracaso.
Evité, cuando me
alejaba lentamente, observar tus cabellos alborotados, cautivando al
viento, desprotegiendo las tiernas arrugas que dibujaba tu frente. Me
detuve al levantar mi mano, muy lejos de la tuya, era más tarde que
temprano.
Me di la vuelta,
vislumbrando tu silueta, propiciada por un contraluz que jamás
volvería a repetirse, no lo negaré, estaba triste. Pero debía
partir, bastante me complaciste.
martes, 6 de octubre de 2015
Nunca estarás sola
Desnúdate el
sufrimiento, para que pueda verlo, e intente sanar tus heridas, en la
medida que me sea posible hacerlo.
Sé que tienes
cientos de preguntas sin respuesta, que cuando te miras al espejo te
preguntas “¿Por qué todo me pasa a mí?”, que hay días que
crees que tu vida es una lucha diaria a la que te enfrentas sola,
sintiéndote mal, cargando una máscara para que nadie lo note.
Aunque la vida te
golpee, los días se tornen grises y tus ojos derramen lágrimas
ahogándote el alma, sabes que siempre estoy aquí, muy cerquita
tuya, a tu lado, en lo bueno, pero mucho más en lo malo. Si sólo
ves dolor alrededor, mira dentro de ti misma, verás como todo va
mejor.
Puede que mi hombro
sea pequeño, pero te lo presto por si necesitas un momento de
escape.
Si además tienes
frío, permíteme que te arrope en un abrazo lleno de cariño, para,
por un momento, hacerte sentir mejor. Y tranquila, poco a poco
vendrán tiempos mejores. Aunque un poco de sombra emborrone tu
presente, mañana amanecerá.
Cuando intentas
recordar algo bueno, sin resultado, pensando, todo te da vueltas,
pero piensa que tu eres fuerte, no dejes que los problemas te
influyan.
Crees que las olas
arrecian fuertemente, pero aun asi puedes resistir y avanzar más que
ellas.
Sabes donde está mi
puerta, simplemente llama a ella cuando necesites una mano donde
tender tu autoestima, no tengas miedo nunca estarás sola.
lunes, 5 de octubre de 2015
sábado, 3 de octubre de 2015
Mientras no me faltes
Simplemente, tu
inocente sonrisa ilumina cada uno de mis días… Me trae recuerdos
de cuando era pequeña y al igual que tú, sonreía a mi mamá o
abuela. Y por supuesto, de cuando tu mamá me miraba al cargarla en
brazos.
Escasas cosas valen
la pena en mi vida, tanto como cualquiera de estos instantes a tu
lado, los cuáles son únicos e irrepetibles.
Sé que no lo
entiendes, que tus únicas preocupaciones son jugar en el patio del
colegio, llegar a casa y poner el canal de dibujos toda la tarde,
después de practicar tu caligrafía en los cuadernos Rubio, eso
contando que no te quedes frita después de la comida del mediodía.
Luego por la noche
caer rendida mientras te observo para poder irme feliz yo también…
Adoro la forma en que te haces una bolita entre sábanas y se tornan
rojizos tus carrillos.
Tu cuentas con tus
pequeños y frágiles dedos, los días que llevas de vida, yo sin
embargo cuento los que me quedan, pero no importa mientras no me
faltes.
Sé que no
entenderás el valor de mi persona hasta que no me haya marchado,
porque de pequeños tenemos otras prioridades, es normal, lo entiendo
perfectamente.
Cuando crezcas,
desearás cumplir la mayoría de edad para poder hacer lo que
quieras, pero no te equivoques, vendrán responsabilidades,
problemas, deberás afrontar muchas cosas por tí misma,
desapareciendo tanta inocencia, junto a la niñez.
Perdona que escriba
todo esto, pero la soledad que me abraza es demasiado dura, sólo me
quedas tú, tu mirada, tus pequeñas carcajadas, los momentos en los
que te visto y pataleas, cuando sales corriendo y vuelves la mirada
hacia atrás, o cuando me das la mano…
Tu abuelo estaría
feliz de poder compartir toda esta enorme magia que se esconde en las
cosas más pequeñas, pero se fue, aunque no sin bajarme un lindo
ángel del cielo, que me ayudase a sobrellevar los días venideros
hasta que llegase mi hora.
Así que jamás
dejes de sonreir… Y si lo olvidas, dejaré estas palabras detrás
de esta fotografía entre un viejo libro, por si no estoy… para que
puedas saber lo que sentía, cuando tengas uso de razón.
Y entonces me
recordarás, me echarás de menos y te arrepentirás de muchas cosas,
pero no te lamentes, lo sabré… Te Quiero
viernes, 2 de octubre de 2015
El autobús
Aquél
autobús donde me hallaba, era tan vacío y solitario, que la
tristeza irremediablemente se apoderaba de mi persona, sin ni
siquiera quererlo.
Era
tan sumamente fuerte, que dolía mucho más que cualquier dolor
externo que me atizara con toda su rudeza.
Me
subí agotado, exhausto, harto de no hallar aunque fuese mi pequeño
lugar en el mundo, con ansias de encontrar algo hecho a mi medida.
Tenía
todo el tiempo del mundo entre parada y parada, para pensar bien
aquello que quería hacer con mi vida, el lugar donde bajarme, pero
siempre permanecía montado, con el temor de si al bajarme, el daño
sería mayor incluso que la más cruel soledad, la cuál no me
dañaba, simplemente me acompañaba.
Puesto
que me limité a no bajar, decidí esperar si alguien subía para
otorgarme el cariño y compañía que tan desesperadamente pedía a
gritos silenciosos.
Miles
de paisajes hacían acto de presencia ante el ventanal; Llanuras
colmadas de hierba verde esperanza, donde el sol mostraba su reinado
en un cielo azul inmenso, cuyo final jamás nadie ha podido
describir.
Bosques
viejos emitiendo melancolía y nostalgia, donde la oscuridad se hacía
fuerte cuanto más profundo miraba.
Campos
de flores que completaban banderas dichosas para los ojos que
teníamos la suerte de poder contemplarlas, allí en la lejanía
donde miles de ejércitos de insectos batallaban en su polinización.
Noches
transparentes, capitaneadas por una luna llena, líder de un comando
de estrellas, encargadas de embellecer la oscuridad cuando todo
permanece en silencio y perfecta quietud.
No
todo era tan malo, se podía observar tanta belleza en mi entorno,
capaz de calmarme un momento, pero no bastaba, no era lo que
necesitaba para ser feliz.
A
veces, no se si eran sueños, pues despertaba rápidamente, sin estar
seguro de lo que era real o imaginario. Dicha belleza dentro de un
alma triste, podía parecer surreal, pero prefería no cuestionarme
nada en ese momento, pues me llevaría a mas problemas sin solución.
Encerrado
en un autobús sin pasajeros ni conductor, sin rumbo fijo, sin prisa,
sin metas, esperando quizás alguna señal que me devolviese la vida.
La
primera estación mostraba muchas personas realizando actos de buena
fe, sin que otras valorasen lo que hacían, mostrándose indiferentes
ante ello. Sin embargo eran tan nobles, que no les importaba, pues no
necesitaban de la aprobación ni gratitud de nadie, para estar
felices consigo mismas.
Después
el paisaje se tornaba castaño y cobrizo, sobre una carretera de
hojarasca, reflejo de unas arboledas desnudas, que también parecían
llorar en silencio.
De
pronto el autobús se detuvo en una estación. Aquella parada era aún
más fría si cabe que las anteriores, los cristales del autobús se
empañaban, impidiéndome observar detalladamente lo que pasaba
fuera. Solo alcanzaba a ver dos jóvenes espalda con espalda, que
mostraban su odio exterior, aunque por dentro se amaban. Uno tomaba
un rumbo, la otra elegía el contrario, a pesar de desear correr uno
al lado del otro.
¿Era
tan difícil perdonar errores o aceptar diferencias? Lo más
importante era el amor, pero se notaba que a veces no es lo más
fuerte, si no que su rival más arrollador era el orgullo.
Se
reanudaba la marcha lentamente entre un mar de lluvia, que envolvía
mi
memoria
en miles de pensamientos de lo que me gustaría que fuese y no sería.
Recordaba
fotogramas de segundo, como si recopilase fragmentos en mi cabeza,
tratando de crear la película de mi vida, pero al llegar a un punto,
no podía seguir, pues todo se hallaba estancado, como si fuese fango
dentro de un lago cristalino.
Hacía
frío, mi manta, que tantas lágrimas había secado, era el único
cobijo que me quedaba. Esta pesadilla no parecía finalizar, ni el
autobús quedarse sin combustible, quizás porque yo no quería que
eso ocurriese.
Los
restos de una tarde de niebla mostraban su cara tétrica, hasta
llegar a la siguiente estación, donde todos y cada uno de los que
allí se hallaban, se sonreían los unos a los otros, pero al darse
la vuelta, retorcían el gesto falsamente.
¿Cómo
bajarse en alguno de esos lugares? Quizás era mejor la soledad, que
las duras versiones que me ofrecían las personas en la vida.
Era
tan difícil ser yo mismo, que tenía que pasar por humillaciones y
desprecios, pero jamás me planteaba ser como el resto quería que
fuese. Pues no se puede satisfacer a todo el mundo en esta aventura
que es la vida.
Y
si no te comportabas tal y como eras, no serías la persona que
elegías ser.
Poco
a poco iba comprendiendo cosas. Debía ser fuerte, marcar la
diferencia, resistir ante cualquier dificultad, igual que la rosa de
la estación en la que más tarde estaba, que yacía con su máximo
esplendor, mientras el resto estaba cubierto por centímetros de
nieve.
El
tiempo realizaba su mejor marca, corría rápido como nunca, sin
embargo el viaje se hacía eterno. No soportaba ni un segundo más la
espera.
La
penúltima estación del tramo parecía un desierto. Esta vez la
calor y la sequedad de su envoltorio, provocaban ganas de salir
corriendo.
Un
anciano allí descalzo, con viejos y rasgados ropajes, era
contrastado con un flamante ramo de flores que sujetaba fuertemente,
apretando el gesto, como si su vida se centrara en protegerlo.
¿Esperaría a alguien? Seguramente a su amada, pues su lágrima
rodando mejilla abajo sólo podía indicar eso.
En
ese momento tuve curiosidad por bajar e ir a preguntarle, pero
supongo que hay cosas que es mejor dejar que se batallen sólo en las
mentes de quienes las padecen, para que pudieran superarse por sí
mismas.
Kilómetros
avanzaban sin tregua, pero pensaba que ese viaje estaba logrando que
aprendiese cosas, sin despegarme del cristal.
Una
estampa maravillosa, como sacada de un documental de los mejores
paisajes del mundo, hacía acto de presencia; Montañas, ricas en
altura, bañadas por un arco iris que nada más que mostrando su
medio arco, parecía perfecto.
Los
ríos fluían lentamente, acariciando el terreno por donde pasaban,
reflejando el viento que los adormecía suavemente.
Ver
tantas cosas lindas, empezó a hacerme entrar en razón. Comencé a
darme cuenta de que había muchísimas cosas que merecían la pena,
tanto que empecé a disfrutar del viaje, olvidando que quedaba una
última parada. No siempre podía tener lo que anhelaba, pero si
conformarme con otras cosas.
El
atardecer empezaba a pasearse a sus anchas, el viejo sol, empezaba a
dar señales de sueño, dejando un precioso color entre girones de
nubes blancas.
La
última estación parecía solitaria, pero curiosamente bella.
Cubierta
por un tejado de madera barnizada, rústico, con unos bancos donde
los últimos rayos de sol, le daban un tono romántico y acogedor.
Para
mi sorpresa, había una chica, con lentes, melena dorada y ojos que
cambiaban según la posición donde los mirases, ojos que expresaban
tanto sin
pronunciar
nada. Seguramente eso fuese otro sueño, pues tanta belleza no podía
estar tan lejos...
Mis
ganas de querer bajar a charlar con ella eran mayores a cualquier
otras veces, pero el miedo me retuvo. Pero cuál fue mi sorpresa, que
aquella chica, agarró su maleta y se montó en el autobús.
No
me estaba creyendo lo que ocurría, mucho menos que me mirase
dulcemente, me mostrase la mejor sonrisa que había visto jamás,
para después sentarse junto a mí.
En
ese momento cualquier palabra hubiese sobrado. Lo que si aprendí fue
lo siguiente:
Cuando
aprendes a valorar lo que tienes, a confiar y creer en ti mismo, a
aceptarte tal como eres, a quererte, sólo entonces te llegan las
cosas buenas de la vida. Y no importa que lleguen al final, en la
última estación. Lo verdaderamente importante es que lleguen a tu
vida. Pero antes has de aprender, a darte cuenta de muchas cosas, a
perdonarte, a conocerte a ti mismo.
Sin
más equipaje que aquella maleta vacía de la chica, poco a poco el
cauce de dos almas fue uniéndose, llenándose de amor, felicidad,
cariño, respeto y una lista interminable de aquellas cosas que iba
buscando.
Cada
estación era una prueba para conocer quién era yo realmente, con la
finalidad de entender y encontrar mi destino al final.
Comprendí
que mereció la pena el viaje, por eso ahora me encanta viajar.
jueves, 1 de octubre de 2015
Ambos
Ambos, esperando el
primer paso el uno del otro, creyendo que el tiempo por su propia
aceleración, lo haga por ellos. Que ilusos por no actuar sin perder
un segundo.
Uno en su azotea
observando la luna, pensando en el otro… El otro desvelado sobre su
colchón de plumas, inventando historias con el otro.
Y me rasgo las ideas
y pienso… ¿Por qué no se dan un momento? Si sienten algo deberían
correr para estar juntos, aunque solo fuese un instante.
¿Acaso no es
potente el impulso de escapar? La fuerza y el deseo de encontrarse,
de perderse en el silencio de la madrugada, escondiéndose de la
rutina, esquivando las reglas que supuestamente mantienen sus
ataduras.
Se llaman a gritos,
sus miradas reflejan lo común y las diferencias que los envuelven,
aun así no parece ser suficiente… No se dan cuenta que quizás
mañana no tenga remedio.
Curiosamente lo más
evidente parece ser lo que permanece ante nuestras retinas, incapaces
de verlo, o simplemente se hacen los disimulados, muriendo por
dentro.
Contrariados y a la
vez decididos, cambian los papeles, pero no para salir a
reencontrarse.
¡Qué estupidez!
Ahora el que observaba la luna corre a desvanecerse en la cama, y el
que remordía su conciencia sobre la almohada, pasa a intentar tocar
la luna, conformándose ambos sin tener una bonita historia.
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