¿Es mi culpa? Me desnudo ante aquellos que me abren una pequeña puerta a su mundo, aún así no logro entrar del todo, un rayo de oscuridad me retiene.
Me desespera esconderme tras un par de líneas cargadas de desastre, nadar hacia la orilla de los charcos propiciados por lágrimas luchadoras que escapan libres desde mi retina en caída libre.
Antaño emigraba con los impulsos, me dejaba guiar por golpes de latido, hoy en día sólo los actos acallan mi estremecimiento.
Quizás no soy nadie, quizás soy algo más de lo que me demuestran, son ecuaciones sin solución, infinitas como el número pi.
Abro el cargador de cd”s rebuscando una dulce melodía que me acurruque entre claves de sol, corcheas, una voz que apacigüe mi hielo tiritero, manteniendo mi difuminada llama encendida.
Mis problemas mantienen un movimiento de rotación perenne, girando y girando sobre sí mismos, como un tiovivo imparable, incapaz de sacudirse libremente.
Prefiero el silencio en una vida saturada de inútil ruido, de palabrería, de mentiras escondidas en mentes retorcidas, en la que somos incapaces de hablar a la cara, con tanta red social cargada de ataques, de mensajes subliminales.
La vida es bella es el título de una película, la triste contrariedad se comprueba desde que naces hasta que mueres, manteniendo el pulso con dificultades, que no dan tregua, entrecortando tu respiración, ensimismada injustamente con aquellos que se rinden ante su azar. Y después de todo puedes caer, o vencer... Y tarde o temprano, sales adelante, escupes en la cara de dichos problemas, pero cuando consigues superar todos los obstáculos, tu etapa en el ecuador del paralelo se ha extinguido, te marchas junto con tu alma quién sabe dónde.
La curiosidad mata mi corazón, las desilusiones me recortan centímetros, estoy cansado: Todo empieza de nuevo, algo va surgiendo, la balanza se equilibra, por desgracia tarde o temprano se marcha tal y conforme llegó...
No hay comentarios:
Publicar un comentario