Posteriormente de seguir la senda, ver algunos animales, madroños, pinares y unas vistas increíbles,con el pico La Estrella de fondo, tras unos muchos kilómetros, llegué al final del sendero donde había una aljiva de agua. Aparentemente no había nada más, pero venía lo dificil. Encontrar las ruinas del Molino del Batán, el cual se cree que es un antiquisimo molino harinero.
Antiguamente solían construir los molinos cerca de los rios, porque funcionaban con una rueda movida por la fuerza del agua, por este motivo decidí seguir la senda del rio. Después del tramo anterior totalmente seco, me encontraba ante una zona húmeda, en la que después de tres meses sin lluvias aún corría mucha agua, y no me explicaba por qué, aunque después lo entendería. El frescor del ambiente había cambiado totalmente a lo anterior, así que avancé río arriba, movido por el instinto. Esta zona estaba empezando a ser dificultosa debido a la cantidad de troncos y piedras que dificultaban el camino. Pero seguí un buen trecho.
Después de un cuarto de hora subiendo, por fin encontré las ruinas de aquél molino medieval, que ya creía que no las vería... ¡Vamos!
Después de disfrutar de esta maravilla tocaba volver, pero en vez de seguir camino dando pasos atrás, seguí subiendo por el río. Cada vez había más humedad y hacía más fresquito. Hasta que despues de otro buen rato llegué un lugar pantanoso, con humedad por todos lados, no parecía ni que hace unos días que acabara el verano. Entonces entendí el por qué de tanta agua por ahí en esta época del año; Se trataba de un manantial donde nacía el agua, repleto de pequeñas cataratas y agua por todos lados. Sin duda un regalo para la vista, para culminar una ruta espectacular, digna de volver en primavera porque ha de ser majestuosa.
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