Realizaba punto de cruz con nuestras arterias, para reviindicar que éramos el uno del otro. Un nexo de unión permanente, pero no resultaba nada fácil.
La fluidez de uno superaba con creces la del otro, rompiendo tan necesario equilibrio, que terminaba por chorrear lentamente a través de una brecha novata.
Al principio lo que suelen parecer cosquillas acaban siendo dagas que expanden dicha brecha, que de tanto succionar concurre hacia el final, precisamente no feliz.
Existe un filamento encargado de sujetar aparente unión, pero tiende a ser más débil de lo que creemos; Exceso de confianza, no subestimar, concurren en inesperada vuelta de tuerca.
Y pensar que criticamos la lluvia, cuando lo único que consigue es mojarnos para llevarnos a una experiencia de hacernos sentir vivos.
Ojalá todo empapase, calando hasta los huesos, sin embargo quema, rabia y se dilata.
¿De qué sirve apalabrar un «siempre juntos»? Si luego no lo llevamos a la práctica, dejando cabos sueltos, expulsándolo tan a la ligera, como si de una chimenea desahuciando humos se tratase; Humos que minutos antes eran troncos firmes, de aspecto rudo, a simple vista indestructibles, que se mezclan con el aire desapareciendo.
¿Y dónde quedan los días insalvables que tornábamos fértiles?
Tú me llevabas, yo te llevaba, no existía el tiempo; Ahora tanto ha cambiado, que me dedico a arrancar las agujas del reloj con la única intención de coser malamente las heridas.
Aquellos largos caminos, que nosotros recorríamos como atajos... Ahora el presente vuelve infinitas incluso las líneas con forma de «M» que recalcan las palmas de mis débiles manos.
Pajares que rompían refranes, ante mi capacidad por hallar miles de alfileres en su interior, que curiosamente hoy no soy apto ni para encontrarme a mí mismo en una miserable baldosa.
La culpa es solamente mía, al no ser consciente de que aún nacen flores, soplando viento a su favor...
Debo encontrar la simplez de un mecanismo que active nuevamente todos mis sentimientos, escondidos en algún rincón del asfalto recorrido y por recorrer.
Basándome siempre que mi corazón late al ritmo de un repicar de baquetas quinceañeras, despertándome de mi crionización mental pasajera.
Pero... Aquí me veis, relizando punto de cruz a la inversa, deshilachando recuerdos, para convertirlos en piezas del pasado, de un museo que jamás abrirá sus puertas al futuro.
He de entender que unir conlleva a separar, y separar conlleva a unir... Ley de vida
Mira que me gusta prácticamente todo lo que escribes, pero este relato lleno de metáforas y uso del lenguaje me ha maravillado. Sin duda tienes talento y corazón para escribir. Muy bueno el blog digno de visitar. A seguir trabajando. Saludos desde Cuenca
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