viernes, 15 de noviembre de 2013

A la deriva

¿Qué pasó con todo el amor que llevaba por dentro? ¿Donde navega en este momento?
¿Dónde perdí anclado el puro romanticismo que me caracterizaba por encima de todo?
Pobre marinero soy, desprovisto de mi linda embarcación, allá dopnde los catorces de febrero tan sólo son una fecha inútil; Donde las Navidades suelen ser una tragedia solitaria, sin existir días especiales, que signifiquen algo más que otros.
Triste y lejano, oculto en una balada, cuayos únicos aniversarios que me atormentan, tienen que ver con seres queridos fallecidos.
Recuerdo que «en la vida antes de perder mi yo romántico», tomaba un bolígrafo, que incluso sin disponer de tinta, me permitía expresar amor; En una servilleta aruugada de un bar risueño, sobre la corteza virgen de un árbol, pulimentando tu epidermis con tinta azul, como en los patios de recreo. En fin; Sobre cualquier lugar cercano, o distanciado... Incluso poseía el don de alinear estrellas a mi modo, tallando corazones sombre la alfombra de los sueños, sin genio de la lámpara que satisfaciera mis  miles de deseos, que ahora duermen ocultos bajo llave invisible. Aquelló se marchó, inlcuso tengo el atrevimiento de decir que ha muerto, sin opción ninguna a resurgir.
Mi inspiración traiciona mis ideales, derrochando únicamente versos emborrachados de dura realidad, desamor, desesperanza, de «nuncas jamás».
¿Por qué he dejado de sentir? Quizás existe un puñal obstaculizando la abertura por la cuál brotaban eufóricos todos los sentimientos bellos.
Es irrevocable creer que la realidad me tome el pelo, llevándome a dudar que se trata de un sueño; Y que los sueños puedan trazarse como algo que se asemeja a la realidad.
Y no miento; Si echo un vistazo a los últimos acontecimientos de mi libreta, solo observaré infinidad de abstracteces, causadas por el mal de ojo con el que ma ha castigado el azar.
Allá donde las penas tiritan, donde tu incredulidad te permite sólo creer en tí mismo, donde no se pierde la esperanza, pero sí anda un poco despistada.
Me encantaría poder afirmar que ésto tan sólo es una etapa pasajera, pero me conozco. Los acontecimientos me han guiado por este camino inquebrantable.
Sé que nada volverá, a no ser que en dicho sendero se cruce alguien que me conozca mejor que yo a mí mismo, haciendo ver que me equivoco.
¿Dónde estoy? En algún lugar de este impreciso mundo, a la deriva de un mar de dolor...


No hay comentarios:

Publicar un comentario