Yo la única sombra que busco es tu cuerpo anteponiéndose
ante el sol que irradia mis ojos.
Me reafirmo en que mi verdadera calidez, la producen tus
brazos al rodearme entre ellos.
Sé que me reitero en mis halagos, pero posees aquella
sonrisa, que debería cobrar un peaje por
esconderse en ella, pues jamás he contemplado nada igual, la primera maravilla
del mundo, con permiso de tu enorme corazón.
No hay mejor lugar donde bañarse, que en la humedad de
tus ojos expresivos, donde puedo empaparme del espejo de lo que me cuentan.
Mientras avanzamos tan majestuoso viaje, me basta con escuchar el latir de tu
corazón sobre mi pómulo, pero no creas que miro el paisaje por el cristal de la
ventana del autobús, porque lo que en verdad miro es tu rostro reflejado en él,
su belleza es tal, que no quisiera llegar jamás a ningún destino.
Y es que no hay
mejor visión que admirarte y sentirte a la vez, pues tú, eres lo más bonito que
existe
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