domingo, 27 de julio de 2014

La escalera de la vida



La vida nos despierta, nos provoca que ocasionalmente huyamos, para después rectificar, volver, enfrentar lo doloroso. Cuentan que puede llegar a ser maravillosa nuestra existencia, que es el regalo más preciado, siempre y cuando sepas vivirla. Ni es un camino de rosas, ni tampoco una basura, simplemente nos toca aquello que nosotros mismos sembramos, a veces acompañado de una pulgada de suerte.
No hay que preocuparse por la insignificancia de lo externo, pues si actúas mal te apuñalaran, y si actúas bien, por envidia, igualmente, intentarán dañarte.
Hay que tomársela como una escalera, provista de los peldaños que tu quieras poner, cada logro es un paso hacia delante, no vale mirar atrás, excepto para saber de dónde vienes, en este instante eres aquello en lo que te has convertido, toca seguir avanzando para llegar al vértice, al final; Llámalos objetivos, metas, sueños…
Hay que aprender a valorar cada brisa de aire, cada flor que emerge del suelo, cada abrazo sincero que te sea otorgado, cada segundo que respiras, valorar las personas que igualmente saben valorarte. Un cielo estrellado, un amanecer, una tarde primaveral a orillas de un lago cristalino. Seguro que a veces tu rumbo se desorienta, pero en ese trance aprenderás para que no vuelva a ocurrir, llámalo experiencia. La vida no es más que sentimientos y emociones: Amistad, amor, familia, superación, lucha, trabajo, esfuerzo, única, todo un diccionario al alcance de la semejanza de cada uno. Lo mejor que te va pasar en esta aventura es Perder, pues es algo obligatorio para más adelante ganar. Y sí, existe el final de la escalera, no es difícil llegar siendo tú mismo. Cuando llegues, una cúpula llamada Felicidad envolverá tu hogar. Y eso es la culminación de la mayor obra de arte que existe.


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