Es tan sencilla la injusticia, el egoísmo, la crueldad…
Caminos tan fáciles para los cobardes, que llevan a destruir a los demás sin
compasión. Tanto para los que ordenan, como para los que reciben ordenes, igualmente
no tienen perdón posible. Y puede que a nosotros nos acribillen sin darnos
opción a defendernos, puede que caigamos en este frente, perdido a ojos del
mundo, pero tarde o temprano ellos caerán igualmente, pues la vida sólo tiene
un final posible. ¿Qué le hemos hecho nosotros? Bastante tenemos con llevar una
forma de vida empobrecida, demasiado duro es salir adelante sin apenas algo que
echarse a la boca, sin trabajo, vistiéndonos con harapos encontrados en
cualquier basurero, llenos de parches y deshilachados, sintiéndonos marginados,
ceros a la izquierda, sin más ayuda que la que nos aportamos nosotros mismos.
Por si no fuera suficiente, vienen con sus aviones, nos bombardean,
despedazan la poca esperanza de vida, provocan caos en este sitio ya caótico de
por sí, matan inocentes que tan sólo queremos vivir con lo poco que tenemos.
Nos impiden ser felices. Siempre los pobres, los que menos tienen son las más
perjudicados, endebles, vulnerables… Por eso la vida es algo injusto, donde
pocos tienen lo que merecen, para bien o para mal.
Lo que es lamentable, es que se crean seres superiores, más
fuertes, por el simple hecho de llevar un arma, por estar protegidos por un
casco y chalecos antibalas. Se equivocan, la verdadera fuerza es poder
sobrevivir en este lugar sin tener fuentes de vida posibles, seguro si ellos
estuvieran en nuestro lugar, serían los más débiles del mundo. Su misión no es matar,
ni ordenar hacerlo, sino sobrevivir y llevar una vida feliz, no elegir el
destino de los demás. Los Dioses no existen; Si ellos creen eso, pobres ilusos.
Me pregunto qué harían si lo mismo que ellos hacen, se lo hiciesen a sus
familias... Que triste…
Puede que yo muera hoy, o mañana, o que mi instinto de
supervivencia me lleve a escapar lejos…Pronto lo sabré… Y no creo que esta
carta llegue a manos de nadie, ni lo pretendo, pues el mundo ya no tiene solución.
Puede que maten, que arrasen, que roben futuros, que se rían
y disfruten haciéndolo; Pero yo sonrío igualmente, porque al final, ellos
correrán la misma suerte. No todos vivimos igual, pero sí acabamos de la misma
forma.