Sería imposible despertar cualquier día y no pensarte.
Difícil olvidar aquél veintitrés sin despedida ni adiós. Sean cinco en este
caso, o diez más adelante, o el resto de mi vida.
Siempre damos con personas que nos marcan, en tu caso
para bien, inolvidables, lejanas, erosionadas por la vejez del tiempo, pero
clavadas perpetuamente en el corazón.
Yo jamás dije que te marchaste por completo, pues te
guardo con llave, latente bajo mi pecho.
Mentiría si dijese que no te echo de menos, pero también
mentiría si dijese que no estoy bien; Pues a pesar de tu ausencia he sabido
hallar mi camino, despacito y sin prisa, al fin cogiendo las riendas de mi
vida. Muchas cosas han cambiado desde tu partida, otras siguen igual, pero lo
que nunca cambia, ni cambiará es lo mucho que te voy a querer siempre
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