Y alzó la espada
al viento
Anunciando victoria
¡SEÑOR!
Curiosamente gritó
su último aliento
Su propia sangre
manchaba la afilada parte superior
Sonrisa tropezaba
su tez rasgada
Mientras su pecho
bajaba intensidad de latidos
Sacrificio que
salvaba su aldea y a su amada
Valientes
guerreros desaparecidos
Llanura plantada
de cadáveres emocionales
Bañados en llantos
de seres queridos
Sabedores que para
ganar hay que perder, somos mortales
Más que nunca
estar unidos
No llegó a tiempo
el beso
Grito impotente
ante tal desplome
Feliz sin vida, de
la muerte preso
Ya en brazos del
pasado que reconcome
La tristeza
ambiental
Entonaba un himno
al cielo
Llovía pena y
disgusto tras cruel batalla campal
No serán
olvidados, los vivos les tendrán celos
Almas que
emprenden viaje
Al más allá o quien
sabe
Recuerdos borrados,
parten sin equipaje
Pelear por
territorios pudiendo ser libres, ¿en qué cabeza cabe?
Se torna gris la
vida de muchos
Serán historias
que entretendrán a otros
Vida y obra de la
humanidad
Encerrada en este
poema escrito con humildad