La noche sobrepasa los cargos de conciencia; La oscuridad
cruelmente castiga la mente como si de un cepo se tratase, intentando ahogarte,
involucrarte en pensamientos negativos.
Por mucho que tratas de escuchar notas bellas de un piano
lejano, cerca las irrumpen resquebrajos de grilletes oxidados.
Tu peor enemigo es la cara oculta de un cerebro, desatando
tormentas que arrecian, bajando por cada parte física y psíquica de su títere,
el cuerpo.
Sientes como eres punzado por pedacitos de cristal,
hipnotizados al ser jugados por una mala pasada. Y cada vez sientes más alejado
el nuevo día, aumentando de peso la penumbra, alimentada por el insomnio. Pero
tú eres el que manda, depende de ti tomar el control o ser controlado. Sólo hay
que esperar con esperanza el amanecer.
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