Desperté y todo estaba cambiado, como si se tratase de
una realidad distinta, prófuga, con los mismos emplazamientos pero más lujosos.
Aquella vieja mina, estaba siendo
utilizada como centro turístico, con baños de termas, cafetería y exquisitos
miradores para deleitarse la visión. Iluminadas centelleantes surcaban la
entrada al enorme socavón.
Miles de cuadros con imágenes de chimeneas, cabrias,
mineros… Además de restos de rocas características de su fundición.
Vaivenes de personal de todas las edades, actividades
para todos los gustos, sin restricciones
Una visión de futuro que se quedó en sueño al despertar
de nuevo, pues hoy en día las minas, el pasado industrial permanece prácticamente
olvidado, y a los muchos que nos interesa conocerlo, nos limitan con vallados y
señales de prohibido el paso.
Por suerte, las reglas están para romperlas, y nadie
impedirá que conozca los orígenes de mis seres queridos, y del lugar donde
vengo
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