Voy a esperar que la marea disminuya, para salir en busca
tuya. Para rescatarte de la falta de
libertad que casi cubre tu metro setenta. O mejor pensado; Escondámonos entre
el oleaje, eres tú la encargada de rescatarme de la tranquilidad de esta orilla
tan ruin. Nosotros somos más afines a la locura, a la tempestad que aguarda el
mar, ante una aparente calma.
No necesito del viento, ni tú de la lluvia. En realidad
sólo necesitamos respirar uno del otro, sentir meteoritos rozando nuestras
entrañas, caricias en forma de electricidad estática, aires de cambio, resolver
dudas, suicidarnos a besos. Y que nos lleve el mar hacia sus adentros, jugando
a desatar la pasión como los Dioses; Poseidón y Anfítrite, camuflados de sirena y escritor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario