Puede que pienses que no estoy ahí, pero te equivocas.
Simplemente me hice invisible para poder colarme en tu habitación. Y tienes un
problema… Se llama “Síndrome de Bella Durmiente”… Porque ni te inmutas con los
mimos que elaboro por la línea recta de tu espalda, y tampoco reaccionas ante
la suavidad de mis besos sigilosos.
Llevo aquí apoyado sobre la ventana prácticamente toda la
noche, velando no por tus sueños, sino por tu realidad, para que nadie te la
robe, aunque conlleve mi sacrificio.
Realmente crees que me has perdido, pero fíjate en el
detalle de lo que no ves, porque es lo más evidente.
Se acerca el amanecer. Los primeros haces de sol
abrillantan tu tez fina… Quisiera despertarte con un beso de amor, de esos que
dicen que quitan el hipo, pero yo no tengo “Síndrome de Príncipe para despertar
a tal bella durmiente” Me conformo con admirarte dormida, sentarme en tu alma,
acariciar tu mirada entreabierta… así que aguanto un poquito más y salto por la
ventana; Este amor se suicida. Porque también son compatibles amor y silencio.
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