martes, 11 de noviembre de 2014

Filosofeando

La verdad es que nada es real; Vivimos en una pesadilla con intermedios felices puntuales, cuya duración es mucho menor de lo que nos gustaría. Aunque su corta prolongación es la que nos facilita salir de baches y problemas. Nuestro idealismo sueña con utopías y estilos de vida que jamás llegarán a ser tal como deseamos. Disponemos de lo que hay, no de lo que queremos. Sólo sirve acostumbrarse, fortalecerse y luchar, pues no existen caminos asfaltados, fáciles de transitar. Hoy al menos, no. Quizás nuestros abuelos nos contaron las penurias que pasaron antaño, pero parece ser que actualmente empezamos a estar peor, sobre todo en humanidad e inconsciencia social. La pena es lo poco que podemos hacer los que nos libramos de ese mal, quedando impasibles e impotentes ante todo. Es cierto que la vida es bella, pero no completamente, sino algunos capítulos, ya que la mayoría son complejos y de gran crueldad e injusticia. Sólo espero que la situación mejore, tanto para mí alrededor como para todo el mundo, lejos del egoísmo, violencia y corrupción. Si esto no ocurre, nuestra raza, estará en peligro de extinción, no hay que ser muy inteligente para descifrarlo.

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