EL viento es rápido, rudo, indescifrable, no se le caen los
anillos ante nada. Si decide ser constante, nadie le moja la oreja. Si decide
ceder, no se avergüenza. Si le atacan, no sufre daños, ya que se hace el
invisible, ignora. Mira por sí mismo, se cuida, se defiende; Vive en soledad
como elemento. Sólo necesita de sí mismo para subsistir. No ataca, acaricia; No
ruge, canta. Sólo hay que saber mirar el encanto que tienen las cosas cotidianas,
no sólo lo malo.
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