Aún recuerdo aquél día, hace justo nueve años, como si fuese
ayer. Después de un par de meses en el hospital, volviste a casa, a tu hogar,
con tu gente; Y aunque es duro decirlo, algunos vinieron con la ilusión de que
estabas en casa, pero en esos duros meses, ni se preocuparon por tu estado de
salud. Siempre odiaré el interés y la falsa cara de las personas, aunque a día
de hoy me importe un bledo, pues mi familia la elijo yo con el corazón, para
aquellos que me ofrecen su amor.
El caso que yo notaba que algo no iba bien, a pesar de que
todos asentían verte en mejor estado, pero yo no era un crío, tenía ya
diecisiete años; NO podían engañarme.
Era una tarde de sábado si mal no recuerdo, cuando tomé mi
caja al hombro, dispuesto a irme a ensayar, con toda mi ilusión, instante que
si volviera atrás no haría, para quedarme al lado de mi abuela, pero siempre
tocar con mi banda ha sido motivo de distraerme y huir de los problemas
momentáneamente. Me equivoqué, lugar incorrecto, momento equivocado, pero
muchas veces solemos mirar por nosotros mismos, por desgracia no puedo cambiar
el pasado. Y duele no poder decir adiós
Mientras estaba allí todo iba bien, pero lo peor fue al acabar y echarme mano al
bolsillo, y ver un mensaje de texto de mi hermana que decía: “Nene, baja
corriendo que la abuela se está muriendo”. Yo al ver eso no pude contenerme, no
sé de dónde saqué las fuerzas para salir corriendo, no recuerdo la reacción
exactamente, pues entré en estado de nervios total. Tenía que llegar a tiempo
para despedirme de ella.
Y llegué tarde… Cuando entré por la habitación mi abuelo y
mi madre lloraban desconsolados… Yo no pude hacer otra cosa que abrazarme a
ellos y llorar también, mientras miraba de reojo el cuerpo sin vida de mi
abuela, sin creer lo que estaba pasando. Fue una de las primeras veces en la
vida que me tocó ser fuerte, para animar a dos personas que sentían la pérdida
de otra manera. Mi madre, por perder la persona que la trajo al mundo, y mi
abuelo por despedir al amor de su vida para siempre.
Debió de ser duro para ellos, y así lo viví. Mi madre aún llora
a veces recordándola, y mi abuelo ya está con ella, se reunió hace ya bastante
tiempo.
Tampoco olvidaré el detalle de la corona que mis compañeros
de Agrupación Musical le regalaron, ese gesto me enterneció el corazón.
Es curioso que pase el tiempo y recuerde todo con tanta
claridad, que aún mantenga vivo su recuerdo, que aún huela a su perfume,
escuche su voz, imagine su delgada silueta rondando sigilosa por la casa… Y es
que una persona no muere si uno no quiere.
Sólo me arrepiento de no haberte dado todo mi cariño en vida,
y ahora es tarde, pero era un jóven que apenas conocía el valor de las cosas
importantes de la vida.
Aunque me dejó una gran herencia, junto a mi abuelo. Me
enseñaron lo que es el Amor, y cómo no podían vivir el uno sin el otro, y a
pesar de la muerte, ese amor seguía vivo, un amor eterno después de cincuenta y
tantos años juntos.
Gracias a vosotros he aprendido lo que es el amor de verdad,
el dar sin pedir nada a cambio, el expresar lo que siento, cosa que ahora
aplico a mi vida.
Sólo espero que arriba me cuides al abuelo, que seais
felices y que sepáis que os quiero, AHORA Y SIEMPRE.
No hay comentarios:
Publicar un comentario