domingo, 24 de mayo de 2015

Tus miedos



Vuelve, blande tu espada y líberame, incluso un arma de papel puede dañar o curar con palabras.
Alineate cara a cara con el miedo para combatirlo de frente, sin la desesperación que provoca la huída.
Golpea fuerte con tus ojos, asimilando lo que ves; Sabes que no hay más, excepto lo que siente tu interior ante las distintas emociones que surgen de la vida.
Sé valiente para enfrentar aquello que te asusta, para que el temor se convierta en fortaleza que te mantiene alerta, pues no hay peor miedo que el no poder combatirlo.
Sé consecuente con las acciones que decides a lo largo de las distintas etapas vitales.
No por ello me pidas que regrese, pues mi fracaso fue perderme en las llamas de mis temores... Ahora desde la lejanía intento que no caigas en la misma trampa que provocó mi extinción.
Yo te amé, como una flor ama las gotas de lluvia, que embellecen sus pétalos en la cúpula de las estaciones emergentes... Pero tú fallaste a la cita donde dos almas tienden a unirse.
En ese momento, mi sombra vagaba sin rumbo y sin metas, aún así te repito: No me pidas que vuelva, ya lo único que puedo hacer por tí es ayudarte, con las palabras que quedaron guardadas en tu arma de doble filo. Ellas podrán salvarte si sabes interpretarlas, o por el contrario hundirte en el más profundo espejismo si las apartas a un lado. Es todo lo que queda, no hay más que inconclusiones tras un movimiento de rotación que se repite cada sonrisa o llanto. Es muy tarde para mí, quizás para tí aun sea temprano.


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