viernes, 24 de abril de 2015

Cuando el tiempo nos aborde



Me pregunto que será de nosotros cuando no podamos correr el uno tras el otro, cuando nuestras tonterías sean solo un bonito recuerdo de nuestros jóvenes años de amor.
Cómo haré para levantarte a hombros, si necesitaré de un bastón que me ayude a caminar...
Y tú... ¿Perderás tu enamoradiza sonrisa?.¿Sabremos mantener la esencia del puro amor?
Seguro estoy de que el brillo de tus ojos se mantendrá intacto ante los días venideros, al igual que yo seguiré amándote cuando tu piel se vuelva rugosa, tu cabello gris, tus movimientos se tornen lentos.
Sí, porque yo me he enamorado de tu corazón, porque lo que llevas dentro, lo que me das, es lo que me hace feliz, lo que mana de una fuente inagotable. Y mi corazón seguirá latiendo por ti, igual que desde aquél día veintiseis, cuando prometí hacerte feliz para siempre.
Me basta con acariciar tus manos, para repetir el cosquilleo que yo sólo siento,  siendo cada instante que te veo venir, una chispa de magia que activa mis sentidos.
Tú sólo acércate, permíteme unos segundos para rodearte en la calidez de un abrazo, paremos el tiempo con un beso ante los últimos rayos de luz de nuestros atardeceres.
Ya no tengo que callar, porque mi amor por tí, lo pienso en voz alta, con palabras de frenesí que jamás serán suficientes para expresar, que te amaré con treinta, cuarenta, cincuenta y posteriores.
Cuando el tiempo se apodere de nosotros, nuestra memoria se apague; Cuando pocos nos recuerden, cuando no seamos tan activos como en el presente, no importará. Porque nos tendremos el uno al otro para recordarnos, apoyarnos, levantarnos, sonreirnos, porque la edad cambia lo físico pero no los sentimientos. Es curioso cómo acordarme de tí cuando no estás, me inspira. Me da tiempo a pensar que lo nuestro es parte de un destino que nos tenía deparado encontrarnos en el momento idóneo, en el lugar adecuado para llegar a tu lado. Poco me importan ya los errores que cometamos, porque sabemos entenderlos poco a poco, son lo que nos caracterizan. Además no son lo importante, lo que vale por todo, es el sentimiento que nos une. Me gustaría regalarte un diario para que cuando en la vejez nos aborde la añoranza, podamos leer juntos las páginas de una gran historia, sin embargo te regalo una vida que jamás se olvida, porque nos encargaremos de que así suceda. Y cuando llegue nuestra hora, seguiremos persiguiéndonos con la mirada, cuidandonos, logrando que todo vaya bien. Hemos encontrado el mejor tesoro que esconde la humanidad; EL AMOR

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