martes, 26 de abril de 2016

Polvo de Estrellas



Una sensación realmente placentera me despertó al amanecer; Mis ojos estaban cegados por una venda de terciopelo, ligeramente apretada, que al intentar desprenderme de ella, apartaste mis manos hacia tus calientes senos, fulgurantes y explosivos para mi amante tacto.
Tu cuerpo yacía sobre el mío, con tus manos deslizándose sobre mi pecho tembloroso, y tu sexo apretándose intensamente sobre el mío, coordinados en un movimiento a su libre albedrío.
La humedad inconfundible de tus labios jugaba a corretear por los bordes ya excitados de mi cuello.
Pensaba que iba a morir de placer mientras esa adrenalina se excedía en caída libre. Intenté recorrer a oscuras, cada palmo de tu ferviente piel, mientras los gemidos marcaban la banda sonora del silencio, atrapados en una telaraña plagada de polvo de estrellas fugaces.


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