viernes, 30 de enero de 2015

Momentos ante el cristal



La mañana nos deja guarnecidos entre pesares, críticas y comentarios fuera de lugar. Mientras tanto, hago como si prestase atención, cuando en realidad, hago oídos sordos.
Mi mejilla condolida me recuerda la sesión intensiva de ayer; A pesar de mis intentos fallidos por olvidarlo, llevando mis pensamientos a recuerdos positivos guardados en mi cofre.
Es un abismo la diferencia entre mi visión de mundo, comparada con la inmensa mayoría.
A pesar de ello, puedo estar muy orgulloso de no pertenecer a la manada donde campa la prepotencia, superioridad y burla. Todo lo contrario; Prefiero pastar sólo en humildad, igualdad y comprensión.
Tras el finísimo ventanal, la lluvia no da tregua. El minutero digital parece congelado, pues adisgusto suele castigar el tiempo con su lentitud.
Sonidos midi de los juegos de móvil se escapan por el aire, sumados a un continuo pulsar de dedos tarareando a lo largo y ancho de la enorme mesa.
Tecnología como solución para matar el aburrimiento. Excepto para mí, que apuesto por describir el momento, aunque no precisamente para recordarlo...
Ante la cortina de humo que flota en la sala, opto por salir a tomar el aire, castigado por la tos que propicia la nicotina.
Fuera todo parece calmado, a pesar de que el viento golpea sobre la niebla, convirtiéndola en un perfecto chapuzón si no te resguardas. Sin embargo me produce paz y sosiego.
Aún queda un rato para salir, pero ya es menos de lo que me quedaba cuando empecé a relatar estas líneas. Pero como todo en esta vida, tarde o temprano llegará...


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