Me enteré de la noticia leyendo la esquela en el
periódico local; Y cómo duele descubrir algo, sin venir de la persona que
esperas que te lo cuente, que te llame para informarte…
Odiaba percatarme de algo que me concierne por segundas
personas, o en este caso, por la prensa. Después de todo lo que había hecho por
su familia…
No tuvo ni la decencia de pensar por un momento en mí,
como si de un paño inservible y viejo me tratase. Lo que está claro es que por
algo nuestros caminos se separaron.
Su egoísmo, egocentrismo, su capacidad para culpar
siempre a los demás de cosas que el mismo daba lugar. Todo ello era
incompatible con mi lado contrario. Incluso fue mi error por hacer el papel de
tonta de turno, y lo sigo siendo, porque sea como sea, lo sigo queriendo.
Toca tragarme mi orgullo, aunque claramente no soy
orgullosa. Envalentonarme, demostrar que por muy cruel que él sea, yo ni por
asomo, quiero asemejarme a su personalidad.
Iré al funeral, le ofreceré mi más sentido pésame, aguantando
el chaparrón, pero con la cabeza bien alzada.
Y después retornaré por el mismo camino por donde he
venido, sin pronunciar palabra alguna, ya bastante habla el corazón en estos momentos.
Yo habré hecho lo correcto.
Esa persona algún día entenderá lo que ha perdido, pero
me haré respetar. En algunas ocasiones, el refrán de nunca es tarde, se quivoca.